Kocani Orkestar, una fanfarria en familia

Por M. Emilia Sganga

En la historia de la humanidad siempre ha habido espacios significativos para los festejos, siempre ha habido alguna buena excusa para celebrar. Uno podría hacer una disertación sobre estas formas y si algo abunda es literatura sobre los famosos carnavales medievales, fiestas en sí mismas, que han dado lugar a la inversión de sentido, a la burla, al conocimiento y reconocimiento del cuerpo propio como ajeno.

Las fiestas crean nuevos sentidos y atesoran algunos otros, dan identidad a los grupos produciendo un espacio de comunión, donde hasta lo más antagónico puede juntarse y salir a bailar, ¿y qué sería de ello sin la música? Inimaginable.
¿Y qué sucede cuando la combinación no sólo es la fiesta y la música, sino que también se le suma un componente más: la familia? Sólo hay que escucharlo. Estos tres ingredientes no solo se combinan al mismo tiempo, sino que además, pasan de generación en generación en la Kocani Orkestar, reavivando sus raíces en las charangas tradicionales de los Balcanes, formadas a fines del siglo XIX en las zonas ocupadas por las tropas de los turcos otomanos (Serbia, Macedonia, Kosovo, zonas de Grecia y Bulgaria).
Oriundos de la ciudad de Kocani, una pequeña población al este de Macedonia (ex Yugoslavia), esta familia de músicos desparrama sus sonidos por el mundo y en ellos van sus historias. La orquesta se formó a principios de los ´90, y hoy se concentra con la dirección del trompetista Naat Veliov.
Si bien los integrantes de la banda han ido rotando en estas décadas, actualmente la componen Naat Veliov (trompeta), Vinko Stefanov (acordeón), Orhan Veliov (trompeta), Ismail Saliev (Saxofón), Mendu Saliev (Tuba), Dalkran Asmetov (Tuba), Redail, Useinov (Tapan) e Ismet Veliov (Bass Tuba). Tres de los nueve integrantes pertenecen a la familia Veliov, abuelo, padre e hijo.
Y como bien sabemos, las familias tienen sus propias formas de hacer las cosas, en Kocani Okestar las canciones toman su forma de diversas formas. Y si esto parece un trabalenguas, lo mismo sucede a nivel sonoro, pues las fusiones que realizan entre ritmos tradicionales de Bulgaria, Rumania, Serbia, Turquía, con matices que vienen de la salsa y la rumba, e incluso de sonidos de la India, generan un ambiente sonoro que puede desconcertarnos y hacernos bailar al instante. Estas hibridaciones que crean entre diferentes ritmos, ha quedado plasmada en su último disco The Ravished Bride (2008), donde hacen una versión en macedonio de la canción mexicana “La llorona”.
En el año 1994 terminan su primer disco A Gypsy Brass Band (1994) y allí comenzó el baile. Luego vinieron L'orient est rouge (1997) y Alone At My Wedding (2002). Su último trabajo The ravished Bride continúa con la fiesta, contando historias de amor y desamor, para terminar hablando solos cuando las luces se encienden y es hora de tomar el camino de vuelta.


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