Casos y Cosas (Argentina)

La telesita.
Por Estefanía Abamonte

Los hombres tenemos la capacidad de rememorar objetos ausentes alejados en el tiempo y en el espacio: retratos, imágenes, símbolos, narraciones, poemas, canciones, son algunos de los medios para hacerlo. Estas producciones culturales son necesarias para entender las particularidades de cada sociedad. En la cultura argentina se mantienen vigentes muchos rasgos de la realidad cultural indígena preexistente, esta generalemente se manifiesta de manera oral.
Así las leyendas indígenas perduran hasta el día de hoy. En esta ocasión nos adentraremos en la cultura quechua, presente en Santiago del Estero. Esta lengua se ha esparcido por gran parte del actual territorio argentino, especialmente en el noroeste y ha adquirido rasgos propias en cada lugar.

La leyenda que nos convoca hoy nos habla de una niñita: Telesefora Castillo, más bien conocida por los que la querían como “Telesita”. Ella era huérfana y muy pobre. Se vestía con harapos y andaba descalza, tanto en verano como en invierno. Había encontrado refugio en los montes y la mayor parte del tiempo se la podía encontrar por allí. Pero cuando había fiesta se entusiasmaba por los ecos del canto y el sonar de las guitarras y se dejaba llevar por la música hacia lugar de la celebración. Telesita amaba la música y la danza y solía cautivar en las fiestas a los espectadores con su baile solitario hasta el amanecer. El pueblo se había acostumbrado a su presencia y llegó un momento en que las fiestas no eran fiestas sin esta simpática niña.
Hasta que un día Telesita no acudió. Los comensales se pusieron tristes, y ordenaron hacer tocar la música más fuerte, con la esperanza de que la demora de la Telesita se debía a que no había escuchado. Pero esto no funcionó. Los hombres, inquietos y muy preocupados salieron en su búsqueda pero no pudieron encontrarla. A la mañana siguiente hallaron su cuerpo sin vida quemado junto al fogón al cual se arrimaba para pasar la noche.
Desde entonces, en épocas críticas para los campesinos, cuando el agua escasea, invocan al nombre de la Telesita dando en ofrenda un gran baile y banquete. Ruegan al alma buena de La Telesita pidiendo que les envíe el agua que no tuvo para apagar su cuerpo en llamas; ruegan que venga el alma de la Telesita y junto a ella seguramente venga la lluvia a los montes santiagueños.

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