Casos y Letras: Nicolás Guillén

Por M. Emilia Sganga

Nacido en Camagüey, en el centro-este de Cuba, el 10 de Julio de 1902. Su padre, el periodista Nicolás Guillén Urra fue el director del único diario de la región en aquella época. Su actividad pública lo expuso a situaciones de persecución política, siendo asesinado en 1917 por tropas del gobierno.
Siendo el mayor de los hijos, Nicolás Guillén, comienza a trabajar para colaborar económicamente con su familia, su primer empleo fue de tipógrafo, ocupación que no le impidió continuar sus estudios.
Al finalizar la secundaria Nicolás Guillén ya gozaba de cierto reconocimiento en su ciudad natal, publicando sus primeros poemas en la revista Camagüey Gráfico.
El año 1920 lo encuentra trasladándose a La Habana, para comenzar sus estudios en Derecho, entusiasmo que abandona un año después regresando a Camagüey, para organizar y dirigir la revista “Lys” (publicación que dura 6 meses) y al mismo tiempo desempeñarse como redactor del diario El Camagüeyano. A partir de esta ocupación se aleja de la escritura poética durante 5 años, dedicándose de lleno al periodismo.
En 1926, regresa a La Habana y obtiene un trabajo en la Secretaría de Gobernación. En esa época conoce a Federico García Lorca (a quien dedicará varios poemas, en su libro Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) al desatarse la Guerra Civil Española).
Comienza a recopilar sus primeras poesías en Cerebro y corazón - que publicará varios años más tarde – y salen a luz sus libros de poesías Motivos de Son (1930) y Sóngoro Cosongo (1931), publicación que logra realizar gracias a haber ganado un abundante premio de lotería.
Para mediados de la década del ´30 EEUU controla la vida política cubana por vía económica, y comienza a observarse una fuerte segregación racial en toda la región. Este contexto influirá notablemente en los escritos poéticos de Guillén, donde su visión del mundo se liga de forma directa con las presiones económicas y políticas que recaían sobre Cuba.
Es necesario rescatar el carácter popular de su poesía, la tematización de lo que él nombra como tal, siendo quizás lo que la haga universal y al mismo tiempo contenedora de una fuerte denuncia social. Tanto el escritor como el lector aparecen en una igualdad de condiciones, construye un diálogo de ida y vuelta que enmarca la mayor parte de su poesía, y al mismo tiempo aparecen recursos rítmicos que hacen cantar sus estrofas, una fuerte tendencia hacia la memorización del texto que podría corresponder al rescate de cierta ligazón entre lo popular y la oralidad. Él mismo declarará: “poesía popular, que nutrida de nuestro propio mestizaje, vale decir de nuestra íntima cubanidad – no de lo negro anecdótico- trate de expresarlo en su más dramática dimensión” (1937)
En 1934 se produce en Cuba el golpe militar de Fulgencio Batista: la situación política y económica del país se agrava. En este año, publica su libro West Indies, Ltd. que muestra un mayor compromiso con la denuncia y donde la impronta social cobra aún más énfasis.
Viaja a España, en plena Guerra Civil, y allí se inscribe en el Partido Comunista, en el que militará hasta sus últimos días. En ese período escribe y edita su libro España: Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937).
Al regresar a Cuba, acompañado por León Felipe la situación política es difícil y sin embargo en 1940 se presenta, sin éxito, como candidato a las elecciones para alcalde de la ciudad de Camagüey por el Partido Unión Revolucionaria Comunista.
Se compromete con el desarrollo cultural de la revolución Cubana y en 1960 se funda la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la cual es preside hasta su muerte.
Publicará Prosa de prisa (1962) recopilación de sus textos periodísticos, crónicas, y comentarios sobre temas diversos, Balada (1963), Poemas de amor, Tengo y su Antología mayor (1964); en 1967 aparece El gran zoo, en 1969 sus Cuatro canciones para el Che, muerto en Bolivia en 1967 y en 1972 publica La rueda dentada y Diario que a diario.
El 17 de julio de 1989, a sus 87 años, fallece luego de padecer una larga enfermedad.
Si hay algo que sobresale de toda la obra de Nicolás Guillén es la construcción de su destinatario, aquella “gran mayoría”, y su recurrencia en temas como la explotación, la represión, la miseria y la injusticia, constituyendo al “negro” como símbolo del oprimido. Es importante remarcar que luego de la Revolución Cubana las formas de escritura de Nicolás Guillén comienzan tener un tinte alegre y confiado sin dejar de lado la ironía y la crítica.
Sus formas poéticas construyen una rítmica que seduce al lector, por lo que no es de extrañar que infinidad de músicos se hayan apropiado de sus letras para crear ritmos y cantos, como Ana Belén y Víctor Manuel en España, Pablo Milanés en Cuba, y el grupo chileno Quilapayún.

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