Editorial Clandestina

Por Nicolas Falcoff

Las regiones geográficas son mucho mas que un conjunto de países. Las fronteras que dividen los estados son frágiles, efímeras, arbitrarias. En cambio, aquellos límites que son marcados por accidentes geográficos, perduran en el tiempo a través de los siglos. Dichos accidentes suelen aislar zonas con condiciones climáticas y entornos naturales determinados. En una misma región pueden convivir distintos pueblos que conforman a su vez distintas naciones que no se corresponden necesariamente con un estado en particular. Esta diferenciación es útil para comprender que a diferencia de los límites geográficos o las diferencias culturales e históricas que pueden tener los pueblos, el concepto de estado y sus fronteras son imposiciones arbitrarias que poco tienen que ver con las características propias de una nación. Es así que en la historia moderna de la humanidad, los estados van mutando, variando y transformándose en forma continua. Las regiones geográficas en cambio, permanecen habitadas por las naciones constituidas por aquellas personas que comparten haber nacido en determinado lugar de la tierra, un mismo sistema de creencias y una misma matriz cultural.

La denominada península balcánica, o hablando en forma mas extendida, los países considerados balcánicos son aquellos que mantienen en primer lugar una coordenada geográfica en común y los pueblos balcánicos que allí habitan poseen factores culturales compartidos. Pero así como hay rasgos en común, existen características que explicitan una marcada diferencia entre las naciones, la cual torna complicada la estipulación de un estado jurídico que pueda representar y nuclear los intereses y las creencias de los distintos pueblos balcánicos. La pertenencia jurídica y política no siempre coincide con la cultural. En los Balcanes, las constantes guerras intestinas, las innumerables separaciones políticas y cartográficas que van constituyendo múltiples países, son reflejo de la difícil convivencia en una misma región de naciones distintas que en vano se pretenden controlar con estados homogéneos y poco representativos de la diferencia. Si bien, el amplio y complejo tapiz cultural que constituye la península balcánica puede conducir a la proliferación de guerras, matanzas y tamizaciones; es necesario destacar que también puede generar las mas llamativas y originales manifestaciones artísticas. El arte en las regiones que poseen diversidad suele ser trascendente. Y los Balcanes no son la excepción. Su música exhala los sonidos de siglos de culturas en plural.

Expresiones vivas, en transformación continua, que llegan a sonidos clandestinos una vez más para constituir esa música sin mapa que protagonizan los pueblos que habitan el mundo.

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