Esta semana compartimos la ruta hippie...



EDITORIAL


Hippy, jipy, hippie.  Tres palabras que son una sola, que suenan igual, aunque se escriban distinto. Un concepto, una historia, un movimiento, un recuerdo del pasado o tal vez un presente con cierto futuro por delante. La palabra hippie resuena acompañada de imágenes seguramente muy diversas y variados epítetos. A pesar de hacer referencia a un movimiento pacifista el hippismo es un concepto polémico. Trae consigo múltiples prejuicios que lo rodean cada vez que es evocado.
Es cierto que las rupturas deben cuidarse de no ser reabsorvidas por aquello que pretenden quebrar. El hippismo fue una ruptura que llamó la atención en el mundo. La ruta hippie comienza claramente en el pasado en torno a un descontento con el presente y un deseo de transformar el futuro. Ese presente se hace cada vez más árduo y lo cierto también es que  hoy en día no son pocos los elementos del hippismo que perviven y no pierden vigencia.  
En un mundo en continua guerra, impregnado de odio, de contaminación sonora, auditiva, gustativa y visual. En un modo de vida orientado sólo hacia lo material, el hippismo planteó la paz, el amor libre, el respeto por el medioambiente y el cultivo del espíritu. Lejos de la parodia del hippie que solo denota un envase más dentro de una góndola de supermercado, sin caer en los estigmas que solo enfatizan caricaturas de la historia, es necesario recordar que, en lo profundo de los movimientos contraculturales que se conciben como transformadores se aloja un sueño. El sueño de habitar un mundo donde quepan muchos mundos. Un mundo que sea realmente un hogar y no un infierno. Un lugar donde ser diferente no sea una mala palabra ni una condena. Un mundo que aún hoy más que nunca es necesario no solo soñar sino también construir. Aunque los modos de lograrlo no están claros en la historia de la humanidad ni hayan sido del todo efectivos, valga el intento (que aún contagia por suerte) de no acostumbrarse. Una nueva humanidad sólo puede recorrerse “en el camino”. Estamos en el principio de una nueva travesía. No nos quedamos quietos. La ruta hippie en el aire.

Nicolás Falcoff

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