
Asimismo, los misteriosos dogón conocen de hace cientos de años la naturaleza en espiral de la Vía Láctea, conteniendo millones de estrellas, y también que los planetas giran alrededor del sol en órbitas elípticas. La luna para ellos es “seca y estéril”.
Los dogón también mantenían que Júpiter tiene cuatro lunas y que Saturno tiene un anillo. Para poder ver los cuatro satélites galileanos de Júpiter o los anillos de Saturno se requiere un telescopio, pero los dogón no han dispuesto de este instrumento. Aquí reside lo extraño, es que dichos conocimientos tienen por lo menos una antigüedad de ochocientos años, y hay que tener en cuenta que se forjaron dentro de una etnia africana con gran escasa evolución tecnológica.
Se dice que, las fuentes de los conocimientos de los dogón fueron los Nommos, los “Señores del Agua”, que descendieron a bordo de un “arca volante” en una zona de Mali muchos siglos atrás y se los transmitieron junto con algunas recomendaciones de otra índole. Estos seres procederían del satélite Nyan Tolo y gustaban de vivir en el agua, por lo que eran anfibios. Estos extraños datos provienen del mito de Oannes, quien fue una combinación singular de ser humano y pez. La mayor parte de su cuerpo se parecía a un pez, pero bajo su cabeza pisciforme poseía otra. Esta insólita criatura con cola de pez y pies de hombre podía hablar. Tenía la costumbre de regresar al mar al atardecer para pasar en él la noche. Otras fuentes caracterizan a Oannes como un maestro que dio a la Humanidad la escritura y la Astronomía. También se dice que transmitió a las culturas no desarrolladas de la Tierra, las Artes y las Ciencias, la Agricultura, la Arquitectura, el Derecho y las Matemáticas, en suma, los fundamentos de la civilización.
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