EDITORIAL
Cuando intentamos desmenuzar los distintos componentes que integran nuestra identidad musical latinoamericana es indiscutida no solo la presencia indígena y africana sino también la europea. Los colonizadores trajeron costumbres, métricas, danzas e instrumentos que al desembarcar en estas tierras sirvieron de catalizador para constituir aquello que denominamos música criolla. Sin embargo, cuando desde estas latitudes se habla de “espíritu europeo” o cuando desde épocas fundacionales de la Argentina se priorizaban los gajos de cultura europea por sobre la indiscutida presencia aborigen y africana, suele pasar inadvertido un hecho notable. La cultura europea no es algo homogéneo y pasible de ser aprehendido unívocamente. Al igual que el resto de los continentes Europa es un complejo entramado de pueblos y culturas. Y cuando se habla del espíritu europeo se está en general haciendo referencia a una parte (quizás la mas poderosa política y económicamente) de los hábitos y costumbres del mal llamado viejo mundo. Europa occidental de ninguna manera representa en su totalidad el mestizaje cultural europeo. Los países de Europa central y oriental, poseen una diversidad étnica contundente y digna de ser rescatada y recorrida. El paso de imperios, conquistas y derrotas y pueblos de diversas latitudes han transformado países como Grecia, Serbia, Croacia, Turquía y Hungría en lugares que han sido huéspedes de la multiculturalidad, término tan en boga en estos días. Asi como el sábado pasado recorrimos la interesante cultura producida en las islas baleares, hoy nos mantenemos en el continente europeo pero nos dirigimos hacia el este para detenernos en un país de Europa central que supo ser nexo entre occidente y oriente y producir a partir de esta variedad de influencias una cultura musical propia. Tras la caida del imperio romano en occidente, en la antigua provincia imperial de Panonia se instalaron los Ávaros, descendientes de los Hunos una confederación de tribus Euroasiáticas, muchas de ellas de los más diversos orígenes unidos por una aristocracia que hablaba una lengua túrquica. De ahí que a ese reino se lo denomine Hungaria, tierra hoy conocida como Hungría, latitud protagonista del programa de hoy y desde sus comienzos signada por la mezcla y la fusión cultural y étnica.
La música que hoy se produce en Hungría cuenta la historia de siglos de intercambio cultural en estas tierras que han visto pasar vastos imperios, que han albergado pueblos nómades y fértiles desde lo cultural (como los gitanos) y que por ende constituyen una parte insoslayable de la cultura europea; quizás menos difundida o divulgada pero que sin lugar a dudas representa una puerta de entrada al inmenso universo musical que se encuentra mas allá de Europa occidental.
Los chicos de "Entre Coplas" nos visitaron en la segunda hora del programa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario