Tartit, además de ser una banda de música, significa unión en la lengua tamashek. Mama (Walett Amoumine) es la responsable de reunir a este grupo musical que consta de cinco mujeres y cuatro hombres de la etnia Tuareg, es decir uno de los pueblos más rebeldes de la tierra. Su residencia habitual está en la región de Tombuctú (Malí).
Su segundo trabajo se titula Abacabok y evoca al Sahara. Este álbum fue registrado en el desierto por Vincent Kenis en su estudio móvil, hecho que hace aparecer las voces de las mujeres tuareg como si salieran de lo profundo.
Las mujeres se sientan y cantan ritmos cíclicos tocando sus tambores, mientras que los hombres les acompañan con instrumentos de cuerda acústicos y eléctricos. Así, el repertorio de Tartit difunde los ecos melancólicos de las voces y de los instrumentos en voga en la región de Tombuctú; la ciudad mítica situada a orillas del Níger, en el Mali septentrional del que son originarios sus componentes.
En su música, sobre todo en la guitarra, se pueden encontrar similitudes sorprendentes con el estilo de Ali Farka Touré, el que ha puesto de manifiesto que las fuentes del blues están también en esta área geográfica que es frontera de dos mundos: el árabe-bereber y el negro-africano.
Fundado por cinco mujeres tuaregs, provenientes de un campo de refugiados de Burkina Faso, Tartit ha incorporado con el transcurso del tiempo a instrumentistas masculinos. Los cantos de Tartit tratan temas diversos: el amor, la paz, la lucha contra el hambre y contra la sequía.
Las mujeres se acompañan del tindé, un tambor hecho a base de un mortero de madera forrado con piel de cabra. Este es un elemento omnipresente en la cultura de las comunidades nómadas, pues en él colocan los ingredientes típicos de su gastronomía, como la harina y la sémola.
Vibrante, construida sobre un sistema de espirales que evocan las numerosas danzas practicadas en los campamentos, la música de Tartit, con sus ambientaciones festivas y alegres, seduce al público occidental que participa en los conciertos.
Etnia Tuareg
Diseminados entre Argelia, Libia, Níger, Mali y Burkina Faso, los Tuaregs constituyen hoy un conjunto de tribus nómadas o semi sedentarias. Son un pueblo que cuando se desplazan cubren las necesidades de los animales y las suyas propias en el camino, puesto que viven en unidades familiares extensas las cuales van siguiendo a los grandes rebaños a su cargo.
Tienen su propia escritura que es el tifinagh pero sus costumbres se ven influidas por otros pueblos del Sahara. A lo largo de los siglos han adoptado algunas ideas del Islam, en la medida de que esto no se contraponía con sus propias creencias, manteniendo intactos su sistema de justicia y sus leyes.
Debido a la asimilación de elementos étnicos muy diversos, los tuareg se distinguieron por sus costumbres: uso del velo (litam) negro o azul, nomadismo, pillaje, matriarcado, libertad de costumbres. Entre ellos se distinguían tribus nobles y vasallas (imraden), con sus respectivos esclavos domésticos y agricultores (iklan o harratin).
De raza bereber, y con mestizaje de negros sudaneses, los tuareg son los targa que muchos sitúan al sur de Marruecos. Durante la Edad Media, sus linajes se vincularon con los Sanhaya y los Zenatas.
En la antigüedad, se dedicaban a saquear pueblos, controlando además las rutas del desierto. Las invasiones árabes e hilalianas, en el siglo XII, les obligaron a adoptar un estilo de vida nómada. Y desde entonces lo siguen siendo, además en excepciones momentáneas, debidas a alguna lluvia intensa o a una crecida, las praderas del Sahara son demasiado pobres para posibilitar la permanencia prolongada de rebaños, los cuales deben deambular incesantemente para encontrar su alimento.
Su segundo trabajo se titula Abacabok y evoca al Sahara. Este álbum fue registrado en el desierto por Vincent Kenis en su estudio móvil, hecho que hace aparecer las voces de las mujeres tuareg como si salieran de lo profundo.
Las mujeres se sientan y cantan ritmos cíclicos tocando sus tambores, mientras que los hombres les acompañan con instrumentos de cuerda acústicos y eléctricos. Así, el repertorio de Tartit difunde los ecos melancólicos de las voces y de los instrumentos en voga en la región de Tombuctú; la ciudad mítica situada a orillas del Níger, en el Mali septentrional del que son originarios sus componentes.
En su música, sobre todo en la guitarra, se pueden encontrar similitudes sorprendentes con el estilo de Ali Farka Touré, el que ha puesto de manifiesto que las fuentes del blues están también en esta área geográfica que es frontera de dos mundos: el árabe-bereber y el negro-africano.
Fundado por cinco mujeres tuaregs, provenientes de un campo de refugiados de Burkina Faso, Tartit ha incorporado con el transcurso del tiempo a instrumentistas masculinos. Los cantos de Tartit tratan temas diversos: el amor, la paz, la lucha contra el hambre y contra la sequía.
Las mujeres se acompañan del tindé, un tambor hecho a base de un mortero de madera forrado con piel de cabra. Este es un elemento omnipresente en la cultura de las comunidades nómadas, pues en él colocan los ingredientes típicos de su gastronomía, como la harina y la sémola.
Vibrante, construida sobre un sistema de espirales que evocan las numerosas danzas practicadas en los campamentos, la música de Tartit, con sus ambientaciones festivas y alegres, seduce al público occidental que participa en los conciertos.
Etnia Tuareg
Diseminados entre Argelia, Libia, Níger, Mali y Burkina Faso, los Tuaregs constituyen hoy un conjunto de tribus nómadas o semi sedentarias. Son un pueblo que cuando se desplazan cubren las necesidades de los animales y las suyas propias en el camino, puesto que viven en unidades familiares extensas las cuales van siguiendo a los grandes rebaños a su cargo.
Tienen su propia escritura que es el tifinagh pero sus costumbres se ven influidas por otros pueblos del Sahara. A lo largo de los siglos han adoptado algunas ideas del Islam, en la medida de que esto no se contraponía con sus propias creencias, manteniendo intactos su sistema de justicia y sus leyes.
Debido a la asimilación de elementos étnicos muy diversos, los tuareg se distinguieron por sus costumbres: uso del velo (litam) negro o azul, nomadismo, pillaje, matriarcado, libertad de costumbres. Entre ellos se distinguían tribus nobles y vasallas (imraden), con sus respectivos esclavos domésticos y agricultores (iklan o harratin).
De raza bereber, y con mestizaje de negros sudaneses, los tuareg son los targa que muchos sitúan al sur de Marruecos. Durante la Edad Media, sus linajes se vincularon con los Sanhaya y los Zenatas.
En la antigüedad, se dedicaban a saquear pueblos, controlando además las rutas del desierto. Las invasiones árabes e hilalianas, en el siglo XII, les obligaron a adoptar un estilo de vida nómada. Y desde entonces lo siguen siendo, además en excepciones momentáneas, debidas a alguna lluvia intensa o a una crecida, las praderas del Sahara son demasiado pobres para posibilitar la permanencia prolongada de rebaños, los cuales deben deambular incesantemente para encontrar su alimento.
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