Chavela Vargas

Una mujer viste poncho rojo, lleva el pelo corto y nunca usó falda. A pesar de haber nacido en Costa Rica, su corazón está con el pueblo mexicano. Una mujer portadora de una garganta que encarna las penas de amor del pueblo.

Hay una mujer cuyo rostro denota surcos de penas y alegrías. Y su garganta, que ha bebido 45 mil litros de tequila, es un legítimo sello de haber vivido. En esa garganta, en esa voz se gesta un canto entrañable que es un grito y a la vez un arrullo. Una paradójica magia nos atrapa al oírla cantar, nos mantiene atentos y a la vez nos dispersa contemplativos en nuestros sueños.
Hay una mujer, musa de poetas, pintores, cineastas y músicos. Se enamoró de Frida Kahlo, inspiró a Diego Rivera; conoció a Trostsky y a Carlos Gardel. Una mujer que logró que las penas no sean tan amargas cuando su voz las entona, las tiñe de vida y de intensidad.
Hay una mujer que nunca jugó con muñecas y le gustan las armas de fuego. Que tiene una leve renguera por haberse tirado de la ventana gracias a un desengaño de amor. Hace casi 60 años que canta penas de amor y exprime su corazón en cada verso.
Hay una mujer que ha vivido como pocas. Hay una mujer que se hace llamar Chavela Vargas.

La ranchera y el bolero no son los mismos desde que ella los canta. Es por eso que muchas veces acercarse a determinados géneros desde sus interpretes es más dinámico, mas ágil.

Chavela interpretó en el disco de 1970 que contiene 12 legendarios corridos tradicionales como el clásico titulado Simón Blanco dedicado a uno de los héroes de la revolución mexicana.
Un género puede ser definido y determinado teóricamente. Pero a fin y al cabo esos artilugios teóricos son siempre posteriores a las creaciones mismas de los compositores y de los intérpretes. La música es experiencia, práctica, hay que escucharla. Y que mejor que escuchar a Chavela para hablar de Boleros, Valses y Rancheras.

Hija de Herminia Lozano y el ranchero Francisco Vargas, nació en realidad en Costa Rica en 1919. A los 14 años se fugó de su casa y se fue a México, país que la albergaría y se quedaría con su corazón. Su manera particular de implicarse en las letras de las canciones rancheras y hacerlas suyas y de retar al público desde el escenario, le han valido la admiración de su público.
Musa de poetas y cineastas, Chavela Vargas vivió las décadas de oro de México, los años cuarenta y cincuenta y su nombre se asocia a figuras como Frida Kahlo, Diego Rivera, Agustín Lara y ya en la década del 90´ al cineasta Pedro Almodovar.
Sensual y desgarrada, su voz ha cantado al amor y a los celos, exprimiendo su corazón, durante más de 50 años; podríamos decir que Chavela es la intérprete más grande, en edad y talento, de la canción mexicana.
Comenzó con su arte cantando en las calles de México y a mediados de la década de los 50 de la mano de las composiciones del músico mexicano José Alfredo Jiménez fue fascinando a su público hasta llegar al pico popularidad en los años 60 y 70 tras grabar su primer disco en 1961.

Podríamos decir que el puntapié inicial lo dio hacia los años 50 de la mano de "Macorina". Una canción que posee versos del poeta Alfonso Camín quien se inspiró en una bella salvadoreña de cruce racial de negra y amarillo. Chavela Vargas le puso música y la interpretó con arreglos propios influenciados por el danzón cubano. De este modo, la popularidad que adquirió Chavela elevó a “Macorina” a categoría de Himno de la guerrilla latinoamericana.

Los conjuntos de mariachis, originarios de Jalisco y cuyo nombre proviene de la degeneración del vocablo francés MARIAGE (boda) atribuido por su costumbre de amenizar las fiestas nupciales, se encargaron de difundir en el México posrevolucionario la canción ranchera, autóctona variedad musical que simbolizó la aparición de una nueva conciencia nacional.

La música ranchera constituye un género de canción popular acompañada por las orquestas características que surgieron por vez primera en México en los inicios del siglo XX.
La revolución de 1910 marcó en México un cambio profundo en la concepción política de este país y se acompañó de manifestaciones culturales novedosas. Así, la música ranchera nació como una reacción de fuentes populares ante los modelos aristocráticos europeos que predominaban en los ambientes acomodados de México.
Esta música encontró inspiración en el espíritu de las danzas folklóricas mexicanas, cuyo carácter festivo, como en el caso del huapango, precursor de la bamba, se combina con un argumento narrativo de naturaleza lírica o épica.
Durante los años revolucionarios proliferaron las crónicas cantadas de las gestas de hombres, mujeres y ejércitos. Esta forma de romance, llamada corrido, adquirió un estilo y una técnica propios que, desde sus orígenes, emparentados estrechamente con la música Ranchera, desarrollaron un género considerado como independiente.
La canción ranchera que desarrolló su edad de oro junto a figuras como Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís quiénes, durante las década de 1940 y 1950 inmortalizaron en grabaciones de discos y películas cinematográficas el sonido y la imagen arquetípicas de los intérpretes de este género.
Chavela se apropió de las rancheras, valses y boleros compuestos por José Alfredo Jimenez, el músico nacido en Guanajuato, México en 1926, y los inundó con el decir de su voz y su interpretación. La propia Chavela describió su admiración por José Alfredo Jimenez como un artista que según ella abre mundos.

En 1979 victima del alcoholismo, Chavela debió retirarse de los escenarios y 12 años tuvieron que pasar hasta que la cantante retornó al mundo del espectáculo, esta vez gracias al cine.
Aceptó trabajar en la película de Werner Herzog “Grito de piedra” (inclusive viajó a la patagónica argentina de incógnito para filmarla). Un año mas tarde Pedro Almodovar hizo de Chavela, una de sus chicas. “La Vargas”, contribuyó en la banda de sonido de la película “Tacones Lejanos” con el tema “Luz de luna” del compositor mexicano Álvaro Carrillo (después de José Antonio Jimenez uno de los autores mas interpretados por Chavela). Chavela, también hizo una breve aparición en “La Flor de mi secreto”.
En 1993 retornó luego de décadas sin grabar a un estudio y registró varios de sus clásicos éxitos como también temas tradicionales de su repertorio compilados en el álbum titulado “La llorona” que fue Grabado en Madrid y al año siguiente también en Madrid, le dio forma al disco “Macorina” el cual incluye una particular versión del tango de Carlos Gardel y Lepera “Sus Ojos se Cerraron”.
Su gusto por el tango y su admiración por Atahualpa Yupanqui es manifiesta. La relación de Chavela con Argentina a su vez fue explicitada por las canciones de autores locales que ha interpretado algunos ejemplos de esto son: ("Negra María" de Homero Manzi, "Canción de las simples cosas" de Armando Tejada Gómez, "Así", de Sandro.
Al conocer a Gardel relato:
Lo conocí a Carlos Gardel, en los Estudios de RCA Víctor en Nueva York. Le dije: "Señor, ¿me permite que dé vuelta alrededor suyo para verlo de todos lados?". Y se murió de risa. Un hombre guapísimo, muy acicalado, muy bello.
Chavela se acerca al tango Argentino, como ella sabe acercarse a cada género. Tiñiendo de sí misma la canción, haciéndola propia. Como en esta versión de “Sus ojos se cerraron”.

La voz áspera de la ternura, como muchos la llaman ha grabado más de 30 discos. A su vez ha sentado amistad con varias personalidades de las diversas ramas del arte, pero la amistad más reciente entre Chavela Vargas y Joaquín Sabina, también es públicamente conocida. Un modo obvio de ilustrarla sería escuchando el tema que Sabina escribió para Chavela Vargas titulado “En el Boulevard de los sueños rotos” en el que la describe como “una dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena” y afirma que “las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas”.

Pero aun mas interesante compartir esta versión que llevaron a cabo juntos del tema de Joaquín Sabina “Noches de Boda”. Esta es una versión que tiene un divertido prologo de Chavela en el que cuenta como se conoció con Sabina. El modo de contarlo y el tono de voz brindan una simpática nota de humor.