Por Magali Schwartzman
Son flautas Curripaco (pueblo indígena que habita en las cuencas de los ríos Isana y del Guainía, así como del bajo Inírida y el alto Orinoco en el departamento colombiano de Guainía, el estado venezolano de Amazonas y en el Aliary y São Gabriel da Cachoeira, estado de Amazonas (Brasil)).
Son de gran tamaño y pertenece a los aerófonos de trompetas. Son construidas por ancianos y se utilizan cañas de Yagrumo (árbol representativo de la zona intertropical americana), una tiene que ser macho y otra hembra, ésta última debe ser más pequeña que la caña macho. Para la elaboración de las flautas, se necesita que las cañas tengan una altura de 5 metros.
El interior de las cañas debe ser limpiado cuidadosamente y un extremo de la flauta es cerrado herméticamente, del otro lado se construye un bisel con hojas de palma y un canal de insuflación de cera de abeja.
Las flautas Yapurutu se tocan en pareja y se les paga con maní. No posee agujeros, y esto hace que sus sonidos suenan armónicos, naturales, y se suceden en forma ascendente según aumenta la presión de la columna de aire.
El pueblo Guarequena guarda sus flautas debajo del agua, en la morada de los espíritus y permanecen hasta que se reinicia el ciclo ritual donde dejan escuchar su mágico sonido.
Este instrumento está asociado con lugares, días y horarios, simboliza a determinados animales, colores, temperaturas y olores. Cada flauta, según el sonido que produzca, lleva un determinado mensaje que se refiere a normas sociales. Durante las ceremonias, cuando se tocan las flautas se combinan varios elementos; bailes, cantos, luces, esto hace que influyan sobre las visiones y ofrece a los chamanes la ocasión de orquestar todas las sensaciones con el fin de obtener ciertos estados mentales y psicológicos.
Las flautas Yapurutu constituyen un medio de control social, el mensaje que traslada expresa un código de normas y valores que se encuentran las creencias religiosas y rituales.
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