Por Mario Efron
Algunas veces me pongo a pensar ¿cuál será el instrumento más antiguo del mundo?... Puede ser una pregunta un poco absurda, pero repasando de memoria los instrumentos que conozco, siempre llego al didgeridoo. Este aerófono se encuentra en tierras australianas hace miles de años. Los aborígenes de la región y algunos investigadores, afirman que hace más de 40.000 años, cifra que me resulta increíble pero que parece probable, ya que estas tierras fueron pobladas por humanos hace aproximadamente 42.000 años.
El nombre didgeridoo, con el cual se hizo popular, no es el original, sino que fue dado por los colonos ingleses que llegan al continente a partir del año 1606. Antes de este acontecimiento se lo llamaba Yidaki, nombre que incluso hoy en día utilizan los aborígenes.
Este instrumento consiste en una rama gruesa de eucalipto ahuecada por acción de las termitas. Imagino que esto lo convierte en el único instrumento musical construido por insectos (si conocés otro por favor contámelo). Su tamaño es variable y puede llegar a medir hasta dos metros de largo. Como sucede en los aerófonos, cuanto más largo es el tubo, más grave será la nota que produzca y viceversa.
El didgeridoo es una trompeta, por lo tanto para ejecutarlo el músico coloca sus labios en uno de los extremos del tubo y sopla haciéndolos vibrar. En algunos casos el instrumento puede contar con una embocadura fabricada con cera de abejas.
Otro rasgo característicos de su ejecución es el uso de la respiración circular. Se trata de una técnica que permite emitir una columna de aire constante. Está practica se basa en un principio similar al de la gaita, en la cual el músico utiliza un reservorio de aire que le permite hacer una emisión continua, mientras renueva el aire de sus pulmones. La gran diferencia es que, en el caso del instrumentista que ejecuta el didgeridoo, la reserva de aire es su propia cavidad bucal. Suena complicado pero no es para tanto, se trata de una cuestión de práctica, este amigo nos da algunos consejos útiles para lograrlo.
Al tratarse de un tubo de largo fijo, sin orificios ni otro tipo de intervenciones, el sonido que emite consiste en una nota pedal enriquecida por los armónicos naturales de un tubo resonador. De todos modos existen una serie de técnicas que permiten al instrumentista conseguir una rica variedad de timbres y efectos. El siguiente video es un claro ejemplo de la riqueza tímbrica del didgeridoo:
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