Por M. Emilia Sganga
Nacida en Nueva Jersey en 1945, año en que la segunda Guerra Mundial finalizaba, año en que comenzaban nuevos conflictos mundiales, año en que el mundo comenzaba a dividirse en dos.
Por entonces la poesía y la literatura estadounidense absorbían nuevos aportes, nuevas visiones de la mano de la llamada Generación Beat. Poco a poco los márgenes se hacían visibles y lo absurdo del “american way of life” comenzaba a quedar expuesto.
En este marco se desarrolla la adolescencia de Anne Waldman, quien en su trayectoria universitaria comenzó a acercarse a la poesía y la escritura. Así es como a sus 20 años asiste a un encuentro de poesía en California donde pudo escuchar a Charles Olson, Robert Duncan y Allen Ginsberg leer sus obras. Punto de inflexión en su vida.
El interés intergeneracional por las obras que fueron creando los llamados autores de la Generación Beat, se renovaría década tras década. Este interés e influencia es lo que deja en claro en el prólogo de The Beat Book, editado por Anne Waldman y Andrew Schelling: “una curiosidad por la naturaleza de la conciencia, orientada a la comprensión del pensamiento oriental, a prácticas de meditación, al arte como manifestación de las texturas de la conciencia y a la liberación espiritual (…)” Y son estás características que irá retomando en sus obras.
En 1968 fundó la revista literaria, Angel Hair, y desde 1968 hasta 1978 fue directora del St. Mark’s Poetry Project, un centro cultural por el que han pasado las voces más importantes de la poesía norteamericana de las últimas décadas.
En 1970 publicó Noche gigante (Giant Night), el primero de sus cuarenta y dos libros. Cuatro años después estaría fundando junto a Allen Ginsberg la Escuela de poéticas descorporizadas Jack Kerouac. Su relación con Ginsberg se hizo cada vez más cercana y siguiendo sus consejos se lanzó a la escritura de La mujer que habla rápido, en 1975. Se trata de un libro-poema fuertemente influenciado por el shamanismo, basandose en técnicas de la poesía oral con la influencia de la poeta mazateca María Sabina.
La obra de Anne Waldman, no sólo está influenciada por la Generación Beat, sino que logra amalgamar diversas formas de escritura y estilos. Es así como trabaja desde estrategias orales y coloquiales junto a textos sagrados “herméticos” que se asocian con aquello que ella define como la poética de la fotografía instantánea, como una reinterpretación del modelo objetivista, con el deseo de atrapar todos los hechos y los detalles del mundo en el momento en que suceden.
En Poemas para mi primer Bebé, escrito en 1982, explora sus sensaciones al momento de la procreación y de la maternidad. En Iovis (1993), realiza una exploración sobre “lo masculino” y sobre sus fuentes de energía. Su objetivo es hablar de todas las fuerzas penetrantes del patriarcado occidental y sus muchas manifestaciones, su abordaje del feminismo evita el enfrentamiento clásico hombre-mujer, intentando liberar la construcción artificial a la que ha sido sometida a través del tiempo.
En la segunda parte de este poema, Waldman declaró que continúa la exploración iniciada, pero desde el mundo femenino, en él enfrenta una amplia variedad de temas todos centrados en la construcción de roles que afectan a la mujer poeta en los últimos años del siglo XX
En Feminafesto, publicada en 1994 escribe:"Propongo una literatura transexual, una literatura hermafrodita, una literatura transvestida, y finalmente una literatura de la transformación que vaya más allá de los géneros. Textos que sólo canten su sabiduría. En la que el cuerpo sea una extensión de la energía, que no seamos definidos por nuestras posiciones sexuales como hombres o mujeres en la cama o en la página. Una literatura en la que estas energías puedan coexistir y ser esenciales la una para la otra".
De esta forma Anne Waldman se nos presenta como una escritora que deja bien en claro sus influencias artísticas, que no oculta los tiempos que la atraviesan sino que por el contrario juega a sacarles una foto y deshacerlas en sus oralidades.
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