La armónica, instrumento al cual estuvo dedicado el programa, es un aerófono de lengüeta libre. Me pareció interesante dedicar mi columna a hablar de este tipo de instrumentos y analizar cómo producen su sonido.
Si bien algunos instrumentos pertenecientes al grupo de los clarinetes o de los oboes utilizan lengüetas para producir el sonido, el caso de los instrumentos de lengüeta libre es distinto. En los primeros, las mismas vibran contra el cuerpo del instrumento (clarinetes) o contra otra lengüeta (oboes) mientras que en los instrumentos de lengüeta libre ésta vibra en libertad (valga la redundancia), sin chocar contra ninguna superficie.
Por lo general estas lengüetas se construyen de metal. Se trata de un pequeño rectángulo adherido con un remache a otra pieza metálica a la cual se le caló una “ventanita” de un tamaño apenas más grande que la lengüeta. De este modo esta puede moverse con libertad y al mismo tiempo no tener escapes excesivos de aire. Otra posibilidad es que la lengüeta se cale directamente sobre una chapita de metal siempre dejando uno de sus lados menores intacto para que no se desprenda. La afinación de la lengüeta depende de su longitud, cuanto más larga sea, más grave será el sonido que produzca y viceversa. El espesor del material también puede influir en la afinación.
Para que la lengüeta se ponga en vibración es necesario insuflarle aire. Esto se puede hacer de dos maneras: mecánicamente por medio de un fuelle, como por ejemplo en el acordeón, el bandoneón, etc. O soplando directamente cómo en el caso de la armónica, la melódica, el Kahen o el órgano de boca chino llamado sheng. De este último a continuación vamos a escuchar su sonido en el siguiente video.
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