Casos y Letras: Alda Merini

Por M. Emilia Sganga

Cuando la letra se hace carne, cuando la poesía excede el cuerpo, cuando se convierte en una excusa, en un grito, en un eco que retumba en el silencio del encierro, allí aparece, nace, una nueva forma de nombrar.


Dedicar este espacio a la obra de Alda Merini, es replegarnos sobre nosotros mismos, preguntarnos, nombrarnos y volver a levantar la letra desde ese punto. Poeta que transformó cada canto en una lucha contra la imposibilidad del decir, de nombrar el deseo que ella misma identificó con la experiencia de la poesía, como punto donde anclarse entre lo visible y lo que permanece oculto e innombrable.

Alda Merini, nació el 21 de marzo de 1931 en Milán. Desde su temprana adolescencia comenzó a jugar con la escritura, con el cuerpo y con la palabra. Intentó matricularse en el Liceo Manzoni, pero no pudo superar el examen de italiano. Así fue como se dedicó a estudiar piano, instrumento que la sedujo especialmente.
Fue a sus 16 años cuando encontró, según sus palabras, “las primeras sombras de su mente” y fue internada durante un mes en un hospital psiquiátrico. Desde entonces pasó por varias instituciones de encierro que marcarán su cuerpo y su obra.
En 1953 publicó su primer libro La presencia de Orfeo y dos años más tarde salen a la luz Bodas Romas y Miedo de Dios.
Luego del nacimiento de su primera hija, comenzará un largo período de internaciones psiquiátricas, donde el silencio y aislamiento serán los protagonistas de su vida. Recién para 1979 Alda Merini vuelve a escribir, ya alejada de la internación y del encierro.

Son los textos por venir los que marcan su intensidad poética, es en el libro Tierra Santa donde narra sus experiencias durante el encierro.

Al poco tiempo de fallecer su marido, Alda entabla una relación telefónica con el poeta Michele Pierri. A los dos años se casan y se van a vivir a Tarento, donde reside por tres años. En ese periodo escribió La Urraca ladrona y La otra verdad, diario de una distinta. En él cuenta con intensidad las condiciones de los “enfermos psiquiátricos”, afirmando que se les prohíbe ser, convirtiéndose los “otros” (enfermeros, doctores, etc.) en quienes indican que se debe sentir, hacer y creer. Con estos textos es ella quien va construyendo su autonomía, su poesía.

Para 1986 regresa a su ciudad natal, Milán, y es en este período donde nacen Delirio amoroso (1989), El tormento de las figuras (1990), Vacío de amor (1991) e Hipotenusa de amor (1993).

Para el año 2003 va a publicar sus últimos libros: Más bella que la poesía ha sido mi vida y Clínica del abandono. Ambos títulos condensan, en cierta forma, lo que fue el último período de su vida. Es internada en 2004 por graves problemas de salud y desde allí dicta telefónicamente lo que fue su última publicación en vida, titulada En el cìrculo de un pensamiento.
Alda Merini falleció en el 2009, a sus 78 años. Sus poemas quedan en la intensidad del eco, que retumba y que logra quebrar el espacio para convertirse en grito.


Locura – Alda Merini

Locura, mi joven y gran enemiga,
algún tiempo te llevé como un velo
en mis ojos, al conocerme apenas.
De lejos me viste, como blanco tuyo
y pensaste que yo sería tu musa;
cuando empezó la pérdida de dientes,
que aún me aflige entre tanto despojo,
compraste la manzana del futuro
para darme el fruto de tu fragancia.

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