EDITORIAL
Una península es una protuberancia que se destaca sobre el
agua, un punto de llegada y un punto de partida. Desde el Neolítico los íberos
signaron la región donde hoy ubicamos en el mapa a Portugal y a España como un
territorio estratégico y multicultural. Muchos pueblos llegaron de tierras
lejanas, otros emigraron hacia nuevas latitudes. Lo cierto es que desde este punto nodal han salido múltiples
cruzadas colonizadoras hacia Africa, Asia y América. Reconocer la historia de
la península Ibérica, escuchar su música, es entender gran parte de nuestra
historia y nuestra identidad signada por el mundo ibérico desde hace mas de 500
años. El destino de los pueblos es incierto, se construye a cada paso. Fado
significa destino, pero también es el nombre con el que los portugeses
bautizaron su música nacional. El fado portugués transmite el desarraigo, la
nostalgia. Es un punto de llegada y un
punto de partida que con oídos atentos nos permite escuchar entre cada verso y
cada acorde los diversos mundos que habitan detrás del mundo.
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