Sobre los Tatuajes



En el devenir constante de la creación en el cual todo está en transformación, el “todo fluye nada permanece” de Heráclito parece ser la única constante del cosmos. Sin embargo hay cosas que tienen una permanencia, siempre momentánea, pero dentro de una franja acotada de tiempo se nos revela como fija. Es así que son pocas las cosas dentro de nuestro ciclo de nacimiento y muerte que son fijas, inmutables, indelebles. La necesidad de fijar y detener al menos por un momento la vorágine del devenir, es parte del ser humano. Marcar la identidad, forjarla, dejarla esculpida en la piel ha sido una costumbre que se dió en distintas civilizaciones a lo largo del mundo. Es así que el tatuaje como marca de los pueblos se hace presente, desde lo ornamental y ritual hasta las lamentables carimbas o números de los campos de concentración las rutas nos llevan por caminos diversos. Y desde el tatuaje  volvemos a encontrar razón para escuchar músicas de distintas latitudes.

Nicolás Falcoff

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