Sobre la RUTA ESCANDINAVA

Al hablar de los pueblos, toda referencia cartográfica es inexacta. Las regiones culturales llevan distintos nombres, etiquetas y fronteras que intentan englobar aquello que no puede estipularse en modo categórico. Sin ir más lejos, o mejor dicho yendo bastante lejos, arribamos a Escandinavia. Y ya el vocablo es equívoco. Originalmente se ubica bajo esta región a los países que comparten una misma lengua. Pero lo cierto es que hay países que hablan lenguas nórdicas y no se sienten parte cultural de sus vecinos. Suecia y Noruega son indiscutiblemente Escandinavos, pero tanto los países nórdicos como  Dinamarca, Islandia y Finlandia pueden estar incluidas o no en esta región dependiendo de la óptica con la cual se analice esta cartografía geopolítica. Las rutas explicitan la contradicción, la ambigüedad de los términos. Elegir transitar la ruta escandinava es un modo de visibilizar cómo la cartografía de los pueblos no se circunscribe a ningún mapa impuesto por las hegemonías. Sean países nórdicos o escandinavos, sus fronteras se desdibujan cuando recorremos con lupa auditiva su música y sus costumbres. Allí suenan los pueblos, en la música sin mapa que una vez más viene llegando.

Nicolás Falcoff


Bajo la impronta de la cruz muchos países se agruparon en el diseño de sus banderas adoptando el modelo nórdico. A Dinamarca le siguieron Suecia y Noruega y a estos Finlandia e Islandia. Símbolo de la cristiandad que tal como las fronteras comienza a desdibujarse cuando se hacen explícitas las mitologías ancestrales de los pueblos que allí habitaron mucho antes de que Escandinavia exista como término regional. La mitología nórdica incluye figuras que no son representadas necesariamente en las banderas de los países que integran esta región. Las historias de los pueblos explicitan aquello que se silenció y tamizó. Los poderes hegemónicos golpean con fuerza todo elemento del pasado que no esté en consonancia con su jerarquía, su cosmovisión y su cultura. Es por eso que antes de categorizar un pueblo en relación al país que habita, es necesario ir mas allá, desalambrar las fronteras y escuchar atentamente los otros relatos que habitan por debajo de cualquier bandera flameando en lo alto.

Nicolás Falcoff

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