El charango es la evolución del cordófono. Éste es un instrumento de cuerda que tuvo su auge en el siglo XVI y fue llevado al continente americano por los colonizadores españoles. Es decir que los instrumentos de cuerda no eran conocidos por los americanos pero esto cambió con la colonización hispana. Los cordófonos fueron imitados y reinventados por los americanos que, inclusive, contaron con el aporte de los españoles, y con el paso del tiempo, el instrumento fue evolucionando hacia lo que el charango es hoy.
Su vigencia reside en América del Sur luego de haber tenido una trayectoria significativa en el altiplano de Bolivia y Perú. A partir de la segunda mitad del siglo XX comienza a divulgarse fuertemente la música folklórica que brinda el charango hasta llegar en 1960 a desplegarse por Argentina y Chile.
Un impulso que tuvo la popularización del charango fue la prohibición de este instrumento por parte de la dictadura chilena en 1973. Este hecho ocasionó una fuerte protesta de los músicos generando mayor difusión al instrumento y a la música andina.
A partir de entonces, el charango comienza su viaje, a través de giras por Europa, Estados Unidos y Japón de la manos de músicos y grupos como Jorge Milchberg, los hermanos Arguedas, Ernesto Cavour, Los Jairas, Eddy Navía, entre otros.
El charango fue creciendo de tal modo que en 1973, en La Paz, Bolivia, nace la Sociedad Boliviana del Charango que cada dos años organiza un Congreso donde se lleva a cabo un encuentro entre distintos charanguistas del mundo.
¿Cómo es el instrumento?
El charango se parece a una pequeña guitarra cuyo tamaño ronda los 60 cm. de largo. Tiene cinco pares de cuerdas y hay una vasta variedad debido a sus formas, tamaños, afinaciones, cantidad de cuerdas, tipo de madera o según sea el grupo cultural, o la propia evolución del instrumento. Por eso existen distintos tipos de charangos: charango ayacuchano, charango diablo, walaycho, palta charango, charango ayquileño, maulincho, ron roco, charango kirki, sonko charango, etc.
En la cabeza del charango se encuentra el clavijero con 10 clavijas que permiten sostener o tensar las cuerdas. Luego de la cabeza se encuentra una tablilla o diapasón que une el clavijero con la caja acústica del instrumento. En la diapasón pueden observarse cerca de 17 barras de metal muy finas denominadas trastes. Estas sirven para organizar los intervalos de las escalas musicales.
Las cajas acústicas pueden ser de varios tipos de madera pero tradicionalmente estaba hecha con el caparazón de un quirquincho (animal como el armadillo que vive en zonas áridas como Oruro, Potosí y Cuzco) pero dejó de utilizarse por peligro a su próxima extinción. Este caparazón sirve para hacer de caja de resonancia.
Al prohibirse la comercialización del caparazón, comenzó a usarse la madera ahuecada que puede o no estar adornada con tallados artesanos.
El charango en acción
Uno de los ritmos claves ejecutados con Charango es el Huayno. El Huayno es considerado el baile principal de los Andes peruanos y bolivianos aunque este estilo no quedó afincado en un solo lugar, sino que también llegó a Argentina y Chile, por un lado, y a Ecuador por otro. Las características danzarias son de pareja suelta y ya existía con anterioridad a la conquista. Sin embargo, hay una diferencia entre el Huayno mestizo actual y el Wayno indígena antiguo. En cada zona andina, el Huayno tiene variaciones determinadas en lo musical y también en cuanto a lo danzario.
Si la zona de Potosí es una de las supuestas cunas del charango, se puede decir que el Huayno potosino tiene sus características personales, por ejemplo el ritmo que es un ritmo más atresillado. Los timbres de las voces femeninas y masculinas son muy particulares y cantan en dúo con arreglos de voces armonizados. El registro de las mujeres suele ser muy agudo, cantando mayoritariamente en voz de cabeza. Se dice que el Huayno es K’alampeado cuando el charango matiza de este modo “Atresillado” y mas repicado. El Huayno de Potosí calampeado también se denomina localmente como Zapateado.
Las zonas argentinas donde más influencia tiene el charango son aquellas abarcadas por las provincias de Salta y Jujuy llegando también a Tucumán. La mayor parte de la música mestiza del norte argentino se ejecuta con charango. Y uno de los estilos obligados a la hora de hablar de esta música es el Huayno pero además es posible escuchar en el folklore argentino al charango interpretando bailecitos y cuecas norteñas.
El caso del Huayno merece especial atención, ya que así como en Bolivia existen diversos estilos como el Huayno potosino, en Perú se hallan particulares ramificaciones como el Huayno ayacuchano. Cuando se habla del Huayno argentino, uno se refiere al carnavalito. De hecho, uno de los Huaynos más difundidos en el folklore argentino es el Humauaqueño, que precisamente es considerado uno de los típicos carnavalitos.
Ecuador también posee ritmos andinos particulares. El Sanjuanito es el ritmo más popular del norte de Ecuador y el que más se ha internacionalizado. Su fórmula rítmica repetitiva hace que los danzantes y músicos entren casi en trance.
Si de artistas del mundo andino hay que hablar –y sí hay que hablar- es posible encontrar diversos charanguistas de renombre que han colaborado con su talento a difundir el encanto de este instrumento. Así es que encontramos a Justino Alvarado y Julio Benavente en Perú, Agustín Alonso, Alberto Arteaga, Mauro Nuñez, Wiliams Centellas y Celestino Campos en Bolivia, Jaime Torres, Jorge Milchberg, Rolando Goldman, en Argentina, Hector Soto o Freddy Torrealba en Chile, entre muchos otros.
El 23 de septiembre del 2007, el Instituto Nacional de Cultura de Perú declaró como Patrimonio Cultural al charango por tratarse de un instrumento con trascendencia en la música peruana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario