La continuidad de la ruptura: Tom Zé

Por M. Emilia Sganga

Un vidrio al romperse puede quebrarse silenciosamente o estallar en mil astillas, generando un sonido bastante estrepitoso. La diferencia es radical. Quien escuche el estallido no dejará de sobresaltarse, y claro, preocuparse por juntar los trocitos más pequeños de vidrio que se han desparramado, tarea difícil.
De este tipo de quiebre está hecho Tom Zé, o mejor dicho, él es el quiebre.
¿De dónde nace el estruendo?, pongámonos en situación.
Allá por el año 1964, las Fuerzas Armadas brasileras toman el poder por medio de un golpe de Estado, avanzando represivamente sobre partidos políticos, sindicatos, y medios informativos. En los inicios de este gobierno la televisión continuaba con sus emisiones musicales sin inconvenientes, por lo tanto las nuevas formas de expresión circulaban. Al mismo tiempo se organizaban festivales artísticos desde los canales de televisión, donde abundaban expresiones críticas tanto hacia la violencia militar, como hacia las costumbres de vida de la época. Es así como nace Tropicalia (1968-1969), un movimiento que intentaba construir una nueva sonoridad, poniendo en jaque la tradición musical brasilera (incluida la bossa). Es Tom Zé uno de los participantes de este movimiento, junto a Caetano Veloso, Rita Lee, Gilberto Gil, Gal Costa, María Bretanha, entre otros. Grabaron juntos el disco "Tropicalia: Ou Panis Et Circensis" (1968), considerado como el manifiesto musical de Tropicalia. Sonidos irreverentes, que incorporaban en los acordes el contexto revolucionario de aquella época, y Tom Zé allí estaba, jugando, estallando y volviéndose quiebre él mismo. Un año después, la censura y la violencia militar hicieron que el movimiento se esfume, logrando abrir el camino de nuevos cruces e hibridaciones en la música brasilera.
Hacia fines de los ´80 David Byrne (Talking Heads), crea su propia discográfica “Lauka Bop”, siendo su primer contrato con Tom Zé. De allí sale el disco “The Best of Tom Zé”, comenzaron así las giras por el mundo, y nuevos discos como “Con defeito de fabricaçâo”, de 1998, y “Jogos de armar”en el año 2000. El disco “Danç-Êh-Sá – A Dança dos Herdeiros do Sacrifício”, grabado en el año 2007, aborda centralmente las luchas revolucionarias de poblaciones negras e indígenas de Brasil.
Hoy, Tom Zé tiene 73 años y sigue generando rupturas. Al escuchar sus canciones uno no puede estar tranquilo, invita a quien lo escucha a que no esté cómodo, a que se sorprenda y que esté atento a cada sonido que genera. Jugando con las palabras, las deshace, las vuelve a construir, onomatopeyas, gritos, silbidos, corridas, coros, percusiones, distorsiones (y todos los “ones” posibles). Allí está este bahiano, componiendo crítica para que nadie se quede dormido ni sentado. Es que nunca abandona su mirada ácida a lo que lo rodea, mezclando folklore tradicional brasilero, con su particular visión musical, generando una fuerza que arremete con lo instituido. Una de sus canciones lleva de título “Companheiro Bush”, donde nos interpela como oyentes activos, a dar alguna respuesta a sus preguntas sobre este personaje.
Así quedan sus astillas diseminadas por el cuerpo de quien lo escuche, claro que hacerse cargo del quiebre nunca es fácil, él nos invita, nos abre la puerta, el resto depende de uno.


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