Música y revolución cubana

Por Melisa Melcer

Demasiadas cosas pueden decirse de la música cubana, comenzando por sus orígenes, claro está, se puede explicar que es una amalgama del folklore español con ritmos africanos que fueron traídos a Cuba por los esclavos. Pero es mucho más que eso.
Si viajáramos a Cuba en el siglo XIX, caeríamos en la plena evolución de esa música hacia un ritmo que abre las posibilidades a la danza, la europea, sobre todo, que hasta ese momento había sido el entretenimiento de la burguesía criolla en crecimiento.
Es en este siglo que Cuba produce los primeros instrumentistas con renombre internacional como el pianista José Manuel (Lico) Jiménez, la pianista y compositora Cecilia Aritzi y los violinistas Claudio José Brindis de Salas y José White.
Deberíamos arrimarnos al siglo XX para el verdadero florecimiento de la música cubana porque es en esta época donde se crea una enorme y vasta música popular de sones, boleros, guajiras, guarachas, cha cha chás, mambos, rumbas, salsa, etc.
Por nombrar algunos que han participado en esta escena, nos encontramos con: Maria Cervantes, Manuel Corona, Miguel Matamoros, Benny Moré, Rodrigo Prats, Celia Cruz, Willy Chirino, Paquito D´Rivera, Chano Pozo, Israel López (Cachaito Lopez), Gloria Estefan, entre muchos otros.
La importancia de esta época se debe a que la música comienza a contribuir notablemente en la historia de Cuba, si es que no lo ha hecho antes. La música culta cubana ha seguido desarrollándose con continuidad, en parte gracias a José Ardevol que fue un compositor catalán que residió en Cuba y fundó el primer grupo de compositores cubanos de música de arte, con quienes creó luego una escuela de compositores: El Grupo de Renovación Musical.
Muchos de los compositores que incluyó este grupo permanecieron en Cuba tras el triunfo de la revolución castrista, como por ejemplo, Harold Gramatges, Gisela Hernández, Hilario González y Argeliers León. Ellos constituyen una generación afectada por el triunfo de la revolución cubana. Han colocado a Cuba en la vanguardia de la composición musical de nuestros días, al utilizar varios tonos, o ningún tono en particular, procedimientos en serie, elementos aleatorios, electrónicos, etc.
Desde ya que si nos permitimos un viaje por la temporalidad de Cuba, no podemos dejar de participar del hito histórico que implicó su revolución. En los años 50 estalló el mambo, el bolero, el cha cha chá en la Habana y en todo Cuba que se encontraba como el lugar de ideas, acciones y explosiones culturales.
En nuestro viaje por la Cuba musical, podemos trasladarnos directamente hacia el siglo XX y conocer al “cantor de la revolución”, Carlos Puebla. Este músico se destacó por difundir los valores de la Revolución Cubana cantando los hechos más relevantes de los cambios que vinieron luego de 1959.
Con el triunfo de la revolución, simbolizada con la entrada de Fidel Castro en La Habana, Puebla compone “Y en eso llegó Fidel”, marcando la difusión, en sus canciones, de los valores revolucionarios y las decisiones del nuevo gobierno. Por ejemplo, canciones como “La reforma agraria”, “Duro con él”, “Ya ganamos la pelea”, “Son de la alfabetización” van marcando la impronta temática de los trabajos de Carlos Puebla.
La creación más popular de Carlos Puebla es, sin dudas, aquella que dedicó a Ernesto Guevara titulada “Hasta siempre”. Tema inspirado en la partida del Che Guevara para continuar su lucha revolucionaria por otras tierras. Esta pieza se convirtió en una especie de himno, homenaje al heroico guerrillero.
Los temas del repertorio de Puebla tienen que ver con cuestiones sociales y reivindicativas de la revolución con un toque de humor. Canciones como “Plan de machete”, “Este es mi pueblo” y “Pobre de mi Cuba” denunciaban la situación que se vivía en Cuba por aquella época, ya sin el temor a la represión.
La música oficialista a favor de la causa revolucionaria sustituyó la mayor parte de la música bailable. Un ejemplo de una orquesta típica de aquella época revolucionaria es la de los Van Van, que surgió en 1969, mezclando el son con las raíces afrocubanas.
La isla vivía un momento muy particular; el país consagró los preparativos de la cosecha azucarera más grande hasta ese entonces, a tal punto que se batió el record histórico de la zafra azucarera y su festejo fue tan grande que hasta los Van Van estuvieron presentes en un enorme carnaval.
La importancia de los Van Van fue que su color orquestal y el diseño de la percusión surgieron como algo muy novedoso. Así se puso al día, luego de haber sido de algún modo interrumpida, la música popular bailable, el songo. De este movimiento también participaron agrupaciones como Rumbavana, Los Reyes 73 y la Ritmo Oriental.
Lo relevante de los Van Van también tenía que ver con que prestaban oído a lo que sucedía en el barrio, haciendo que sus crónicas se asemejaran a historias de vida cotidiana en Cuba.
Así que no sólo se trataba del sonido de los tambores, de las crónicas de vida, sino también del uso de lo melódico con la inclusión de las flautas y las voces corales.

La isla vivía un momento peculiar de su historia. El país entero estaba consagrado gracias a los preparativos de la cosecha azucarera más grande de todos los tiempos. Se decía: “Los diez millones van”, en referencia a la meta de fabricar esa cantidad de toneladas de azúcar. El cubano, en su sentido común, comenzó a decir: “De que van, van”. Y gracias a que siempre estuvieron atentos y conectados con lo que se decía en la calle, se le puso al proyecto Los Van Van. Porque la orquesta “iba” hacia delante.


¿Qué es lo que sucede luego de la revolución? Si seguimos viaje, probablemente nos encontremos con el bloqueo económico y cultural que sufrió Cuba a partir de los años 60, lo que produce un gran vacío respecto a la difusión comercial de su música, especialmente en el mercado norteamericano, obligando a las compañías discográficas a iniciar un proceso de redefinición de los canales de producción, comercialización y difusión.
En esta década post revolucionaria, en nuestro viaje, probablemente experimentemos el fuerte flujo de personas que emigran de Latinoamérica hacia EEUU, en busca de lo llamado “el sueño americano”, llevando consigo cuestiones como la tradición, religión, música y por qué no, su nostalgia.
Y ocurre lo que no puede detenerse: en la ciudad de Nueva York se va gestando un movimiento musical que tiene como característica una mezcla de sonidos, tradiciones que son propias de la Isla como el son, el guagancó, la guaracha, etc., que se fusionan con la sonoridad newyorkina: jazz, beat y el rock, entre otros.
Muchas de las letras de este movimiento musical y cultural expresaban la cotidianeidad de una vida en un lugar que no es el propio del hogar, el desarraigo, la soledad y la realidad de la marginalidad del latino en un sistema capitalista.
Ya, en una época más contemporánea de nuestro viaje por Cuba, ocurre en los grandes circuitos de la música comercial un pujante movimiento que va desde la salsa hasta el jazz, rock y la música clásica.
Una muestra de la diversidad y riqueza de esta música se plasman en las obras de Compay Segundo, Celina & Reutilio, Ibrahim Ferrer, Silvio Rodríguez, Ernesto Lecuona, Pablo Milanés, Omara Portuondo, César Portillo de la Luz, Chucho Valdés, entre otros.


Influencia de la música cubana en EEUU
La riqueza de la música cubana, principalmente en lo que se refiere al color instrumental y a sus patrones rítmicos, la hace contagiosa. Históricamente, muchas injusticias, inexactitudes y omisiones han sido cometidas en lo tocante al reconocimiento de la gran influencia que ha ejercido la música cubana en el desarrollo de la música de los Estados Unidos. Por ejemplo, ciertas formas que musicales que fueron llevadas a Norteamérica desde el Caribe por el compositor estadounidense Louis Moreau Gottschalk (1829-1869), quien las introdujo por New Orleáns. También sucede que muchos no reconocen y, hasta ignoran la extensa influencia de la música cubana en el desarrollo del jazz, y a menudo las fórmulas rítmicas que son de raíces afro-cubanas son clasificadas como giros puramente jazzísticos. Durante las décadas de 1920, 1930 y 1940, el bolero cubano, el son, la rumba y la conga viajaron por el mundo entero, en muchas ocasiones se las presentó como fórmulas comercializadas y promovidas por Hollywood.

1 comentario:

Oti dijo...

Muy buen trabajo! Me podrían decir de donde se saco esta información, por favor?