Orchestra Baobab

Por M. Emilia Sganga

La historia de Senegal, está marcada por la influencia europea como producto de su política expansionista. Durante los últimos seis siglos los portugueses, luego a los franceses, y de menor forma a ingleses y holandeses, se establecieron en esta zona del continente africano.
En 1895, Senegal se convirtió oficialmente en una colonia francesa cuyo gobierno tenía su sede en Saint-Louis, y hacia 1902, la sede del gobierno colonial pasó a estar en la ciudad de Dakar, que también era la capital del África Occidental Francesa.
Viniendo un poco más acá en el tiempo, durante la segunda posguerra, comienzan los primeros destellos de los movimientos independentistas en países africanos. Hacia final de los años 50 tanto Senegal como sus vecinos Guinea y Malí buscaban la independencia del régimen colonial y sus vínculos con la Cuba castrista favorecieron el ya incipiente interés por su música. Puntualmente, la independencia de Senegal del dominio francés data de la creación de la Federación de Malí, que unía a Senegal y el Sudán Francés, convirtiéndose en una nación completamente independiente el 20 de junio de1960, resultado del acuerdo de transferencia de poder firmado con Francia el 4 de abril de ese mismo año. Debido a dificultades políticas internas, la Federación se disolvió el 20 de agosto de 1960 y Sudán se convirtió en la República de Malí. Senegal se convirtió así en una república independiente.
La década del setenta, fue una época marcada por el crecimiento económico y optimismo, fue en este contexto donde aparecieron diversos locales en los que se tocaba música en vivo, formándose en estos tiempos numerosas agrupaciones en las que prevalecían los ritmos afrocubanos. Y aquí hace su entrada la Orchestra Baobab.
El club Baobab fue creado en 1970 en la ciudad de Dakar (la ciudad más occidental del continente africano, que ha ganado su reputación como uno de las ciudades más dinámicas del mundo musical), por un grupo de jóvenes empresarios y políticos como un exclusivo lugar de encuentro del país, cerca de la Asamblea Nacional. El club estaba decorado por los mejores artistas de Senegal, convirtiéndolo en un bar con la forma del tronco de un baobab - el majestuoso árbol de la sabana. Y es allí donde nace la Orchestra Baobab, distinguiéndose por el desparpajo con el que mezclaban ritmos mandinga, diola y wolof, con el son afro-cubano, teñidos de algo de reggae y una ecléctica variedad de influencias.
El primer director de la banda fue Baro N'Diaye (saxofonista) quien se encargó, junto al bajista Sidathe Ly, de escoger a los otros miembros fundadores: Moussa Kane (congas), Biteye (batería), Barthelemy Attisso (guitarra) y los cantantes Laye M'Boup, Rudy Gomis y Balla Sidibe, quien también tocaba la guitarra, batería y congas. Pocos años después, a mediados de los setenta, los músicos fundadores se mantenían en el grupo, y al mismo tiempo se hizo frecuente la presencia de músicos invitados, lo que hacía más atractiva su propuesta.
Luego de casi diez años de giras y reconocimientos mundiales, la Baobab se fue difuminando. Sus integrantes poco a poco fueron desvinculándose, para llegar a mediados de los ´80 con el retiro de la Ochestra Baobab de los escenarios.
Tras casi quince años, la banda volvió a juntarse en el 2002, produciendo el disco “Specialist In All Styles” (y lo dice todo el nombre del disco), acompañados por Nick Gold, líder fundacional del World Circuit, disquera que cuenta con músicos como Omara Portuondo, Ali Farka Toure, Ibrahim Ferrer Planas, responsable también de Buena Vista Social Club y de Rubén Gonzáles. Disco que contó con la activa participación de músicos cubanos, destacando proverbialmente la voz del maestro Ibrahim Ferrer en Hommage a Tonton.
Continuaron su odisea, y para fines de 2007, su disco “Made in Dakar” vio la luz: donde se combinan acordes comprimidos con todas sus influencias, mixturas entre el bolero y la guajira, el son y el danzón afrocubano junto a la rumba del congo, el calipso y el folk de Senegal, y claro también, algunos toques de jazz. En esta obra suenan las colaboraciones de Yossou N`Dour en “Nijaay”, y del trombonista cubano Jesús “Aguaje” Ramos.
Y si nuestros primeros párrafos hicieron referencia a la historia de la independencia senegalesa, es porque la historia de la Ochestra Baobab no puede separarse del aire que la rodeaba, está es la historia de un proceso, de separaciones, confluencias, producciones y colaboraciones, que más que musicales son históricas.


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