La mayoría de los historiadores charrúas llaman dictadura cívico-militar al período entre 1973-1984, pero la irrupción y vigencia de “dictadura” debería remontarse a fines de 1967. Tras una huelga de los dirigentes de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) que resistió casi dos semanas; La fachada seudo democrática e institucional no pudo disimular la crisis interna que incluyó prohibiciones de partidos políticos, escuadrones de la muerte, persecuciones políticas en el ámbito estudiantil, gremial y cultural, allanamientos, cierres de órganos de prensa, torturas a detenidos, y otras medidas “de seguridad”. Algo similar había sucedido en nuestro argentina, entre el regreso en 1973 y la muerte de Perón hasta el golpe del 76, con una ficticia constitucionalidad que mal encubrió acciones represivas de inequívoco signo.
Promediando la década del sesenta, coincidiendo con la gestación de la dictadura militar, varios músicos dedicados a la música folclórica dan un giro a ésta y surge el "canto popular", dando cabida al candombe en su repertorio. En este sentido, destacan como iniciadores de esta corriente uruguaya del folclore Alfredo Zitarrosa y el dúo Los Olimareños: Braulio López y José Luis "Pepe" Guerra, cuyas canciones se centraron en la denuncia de la injusticia social y los abusos de aquel régimen. En otro ámbito de la música, la jueventud uruguaya se rebelaban a la sociedad conservadora de la época, estaban deslumbrados por el rock y, particularmente, por los Beatles. De esa forma, introducen tumbadoras y tambores afrouruguayos en su música. Esta corriente “beat” de la música popular uruguaya estaba representada por Eduardo Mateo y Ruben Rada, ambos liderando El Kinto; por el grupo Totem de principios de los setenta, con Rada a la cabeza, y por Los Shakers, integrado por los hermanos Fattoruso -Hugo, Osvaldo y George-. A estos grupos de pioneros se suma mas tarde Jaime Roos, entre otros.
Otro de los grandes músicos que se suma al grito contra la dictadura es el cantante, compositor y guitarrista Daniel Viglietti. Durante la dictadura uruguaya desarrolla una intensa actividad como autor-compositor, cantor, docente y locutor en radio. Su obra toma un giro radical de fuerte contenido social y tendencia socialista, con letras asociadas a las luchas populares en Uruguay y en Latinoamérica. En el marco de represión de los movimientos de izquierda que precedió al golpe de estado cívico-militar, Viglietti es detenido en 1972. Desde el exterior, la campaña por su liberación fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer. Lo que provoca en 1973 su liberación y exilio hacia nuestro país y luego a Francia, retornado a sus pagos en 1984, Once años después.
Otra de las expresiones de la música uruguaya es la Murga. Ésta es una expresión coral polifónica, con una emisión vocal y una rítmica características, acompañada musicalmente por bombo, redoblante y platillos. Sus letras están basadas principalmente en la sátira, la ironía y la crítica de la sociedad, y cuentan con una gestualidad basada en la mímica y en movimientos corporales que llegan hasta la dramatización, cuando se trata de la elaboración de un personaje.
En la época donde los militares gobernaban en Uruguay, varias eran las dependencias estatales vinculadas a la organización y control del carnaval, entre las que se destacaba la llamada Comisión de Control –o Comisión de Censura -, quien contaba entre sus miembros con oficiales de las Fuerzas Armadas. A su vez, la vigilancia de los espectáculos estaba a cargo de la policía, apoyados por “informantes y agentes encubiertos que trabajaban para el Servicio de Inteligencia”. Se suma el contexto del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas, en el que muchas de las murgas consideradas contrarias al “oficialismo” terminaban en los últimos lugares, tras las decisiones de los jurados, en disonancia con la opinión de críticos y del público: José María “Catusa” Silva de Araca La Cana, en una entrevista dijo; “en 1973 salimos en el vigésimo lugar y en 1976, en el puesto 22; como para decir ‘no salga más’”. Además, aquellos conjuntos “opositores” que lograban consagrarse, eran “multados” después del concurso oficial por hacer caso omiso a las indicaciones de censura en sus actuaciones, esto les ocurrió a las murgas La Soberana y La Celeste, a quienes la comisión de censura, decidió “castigarlas quitándoles 50% del premio que reciban”.
Por esos años, el grado de censura era tal que en 1973 el gobierno decidió retirar de circulación el disco de Araca la Cana, que contenía la despedida “La murga compañera”, cuyo canto era:
“Recitado: si el hombre en entrega total vive su vida / Si del hombre no existen deferencias [sic] / Por qué la lucha cruel de consecuencias / Que transformaron al mundo en cruel guarida. / Si el hombre al yugo se entrega sin reparos / Si da su vida en pos de una creencia / Por qué creemos que el llanto es experiencia / Si el hombre vive y muere sin amparo. Por qué fronteras dividiendo infelices / Por qué se mata cual fiera sanguinaria / Por qué el dolor de tantas cicatrices. Por qué vivir de eterna penitencia / Si es tu quehacer al que al mundo importa / Por qué a tu costa vive quien no aporta / Si es tu fragua que vive la apariencia. Por qué no querer que suenen las campanas / Si la sonrisa precoz de un niño nos aguarda / Por qué dejar que el fuego abrace al mundo y arda / Y no extinguirlo con amor por el mañana. […]
Trío. La humanidad de abajo es / La que persiguen sin cesar.[…]
Solo. El derecho a la verdad. / No lo borra la crueldad. […] En el recuerdo va aflorando la verdad / que el hombre debe / ser libre por igual / y grite a viva voz –Libertad. Araca es la murga compañera / De un pueblo que construye / Su senda verdadera Nace en carnaval / Nuestro destino / Forjemos el futuro / Por el camino Pueblo tu arrogancia es una flor / Que aún marchita vive en su aromar Nunca vivirás como un mendigo / Porque tú mismo encuentras /Para el traidor castigo.”
A partir de 1985, cuando se llevan a cabo las primeras elecciones "democráticas", comienzan a retornar paulatinamente una parte de los exiliados de la dictadura militar, en tanto que otros permanecen hasta hoy fuera de Uruguay. Esta época, de aparente reconstrucción de la sociedad, coincide con la redimensionalización de la música popular. El candombe y la murga continúan teniendo un lugar de privilegio.
1 comentario:
Muchas Gracias Por la Información y por todo lo bueno ... Y que se siga pasando esa musica que tocó nuestros corazones
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