Por M. Emilia Sganga
Dennis Brutus nos invita a comprender que nos vamos construyendo en cada palabra y en esa identidad él elige la acción. Sus poesías son una especie de alarido colectivo, de denuncia y de lucha constante.
Nació en Zimbawe el 28 de noviembre de 1924, cuando Zimbawe aún era Rhodesia. Sus padres, ambos profesores, se trasladaron a Sudáfrica cuando él tenía cuatro años vivirá allí hasta sus 42 años y luego vendrá el exilio.
En Sudáfrica se dedicó a la docencia y al periodismo, y desde ambas profesiones luchó fervientemente contra el sistema racista del apartheid. Por entonces se dedicaba al periodismo deportivo, y comprendió que desde allí podía mantener viva su lucha. Así fue como formó la Asociación Deportiva Sudafricana, que aglutinó deportistas negros que demandaban su reconocimiento local e internacional (dado que en las ligas nacionales sólo se permitía la participación de deportistas blancos).
Poco a poco la voz de Dennis Brutus se fue convirtiendo en el frente de la campaña que llevó a que los dirigentes de las Olimpiadas prohíban la participación de Sudáfrica en competencias internacionales desde 1964 y durante casi 30 años.
Durante la década del ´60 las leyes y disposiciones basadas en la segregación racial se hicieron muy fuertes. Es así como se le prohíbe a Dennis Brutus ejercer la docencia, se prohíben así también sus publicaciones, impidiéndole al mismo tiempo que se reúna con más de dos personas a la vez. En 1963, Brutus asiste a un evento deportivo, violando aquella prohibición, y es arrestado y condenado a prisión. Logra salir bajo fianza e intenta escaparse a Alemania, pero es detenido en Mozambique por la policía portuguesa y allí es deportado a Sudáfrica. Fue condenado a 18 meses de prisión en la colonia penal de Roben Island, y alojado en la celda contigua a la de Nelson Mandela.
En esos meses de prisión se dedicó a la escritura, abandonando su anterior estilo poético lleno de giros y complejidades gramaticales. Tomará entonces formas más lineales, abandonará cualquier tipo de ornamento, y en sus poesías se dedicará a contar sus días en la prisión, su desesperación, manteniendo siempre viva su lucha y la denuncia. Será en este período cuando escriba su dos primeras colecciones de poesías Sirenas, nudillos y botas (1963) y Cartas a Martha y otros poemas de una prisión de África, obras que serán publicadas en Nigeria mientras él continúa detenido (y su obra prohibida en Sudáfrica).
Al ser liberado, comienza su vida como exiliado, y emigra a Inglaterra, donde retoma la docencia y el periodismo. Para 1971 decide trasladarse a EEUU, y desde allí radicaliza su lucha contra el apartheid. El gobierno de Ronald Reagan lo atacó y trató de deportarlo a comienzos de los años 80. No obstante, Brutus logró ganar el asilo político tras una demanda en los tribunales estadounidenses, y vivió en Estados Unidos hasta la disolución del sistema del apartheid.
Al regresar a Sudáfrica, advierte que el cambio no era lo que esperaba y así comienza a denunciar al Congreso Nacional Africano: "Salimos de nuestro apartheid para pasar al apartheid de la globalización. Estamos en un mundo donde, de hecho, la riqueza está concentrada en las manos de unos pocos; la mayoría de la gente aún es pobre… Y eso es muy llamativo en Sudáfrica… una sociedad que está diseñada para proteger a los ricos y a las empresas (…)”. Comienza así a denunciar las injusticias y atrocidades cometidas por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial en los países del tercer mundo, incluyendo en su denuncia el grave impacto que esto traería en el medio ambiente.
Fue en diciembre de 2009, poco antes de su fallecimiento, cuando llamó a la una protesta contra la Cumbre de la ONU sobre el cambio climático en Copenhague.
Dennis Brutus hizo de su palabra su arma de lucha, en sus poesías aparece constantemente la tensión entre la ira, la ternura y la esperanza. Si bien sus formas de escritura fueron cambiando con el tiempo, lo interesante de su poesía es poder identificar en cada una de ellas una voz que grita y que al mismo tiempo llama a la reflexión.
Para los demás presos – Dennis Brutus
Vamos a hablar juntos
vamos a compartir nuestros pensamientos
recuerda nuestra común humanidad
y la voz de nuestra resolución:
vamos a seguir fuerte
mantendremos nuestro valor:
una fuerte llama arderá
en los más profundo de cada uno de nosotros
una llama de esperanza, una llama de la voluntad;
vamos a soportar.
28 de febrero 1999
Hoy pude sentarme
y escribir los versos más tristes,
de toda mi vida,
recordando esta fecha
como el día que perdí
el único amor de mi vida,
quien fue arrancado de mis brazos
por un brutal gobierno racista
y las intrigas de mis amigos
que trataron de proteger lo que ellos pensaban
era precioso en mi vida,
sin entender que me estaban robando
de mis más queridos, la posesión más preciosa
(Aunque yo no hubiera dicho que tenía la posesión).
Lo que teníamos, lo que entendíamos
fue copropiedad.
2004
Vendrá un tiempo
Vendrá un tiempo, esto creemos,
cuando la forma del planeta
y las divisiones de la tierra
Serán de menos importancia;
Estaremos capturados en la luz de la amistad
Una estrella roja de esperanza
iluminará nuestras vidas
Una estrella de esperanza
Una estrella de gran alegría
Una estrella de libertad
— Dennis Brutus,
Caracas, Venezuela, 18 de octubre de 2008
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