Casos y Letras: Federico García Lorca

Por M. Emilia Sganga

Cuando uno recorre las obras de Federico García Lorca, puede pasar por diferentes estados de ánimo y sensaciones, pero si hay algo seguro, es que todos esos tránsitos serán intensos. Este poeta y dramaturgo español puede describirnos la más cruenta muerte, el más triste abandono, la soledad, un naciente romance o una fiesta orgiástica con palabras y figuras retóricas que logran sumergir al lector en la escena, de forma tal que termina convirtiéndonos en sus cómplices.
Nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, un pueblo de Granada, en el que vivó los primeros años de su vida. Su madre era docente y su padre un agricultor terrateniente. Más tarde la familia se trasladó a Granada, donde Federico comenzó sus estudios universitarios en Derecho y Letras.
Durante sus días comienza a dedicarse a la escritura, y en 1916 viaja por varias ciudades de España junto a algunos de sus compañeros de estudio. Si bien Lorca ya había incursionado en estudios musicales durante su infancia, sus intereses artísticos lo llevaron a tomar clases de música con Manuel de Falla, quien le recomendó trasladarse a París para continuar sus estudios. Finalmente Lorca no siguió aquella recomendación.
Continuó su vida en su tierra natal y así fue que para 1918 publicó su primera obra Impresiones y paisajes, donde recolectó las poesías escritas tiempo atrás.
Durante la primavera de 1919, Lorca se traslada a Madrid con la intención de continuar sus estudios universitarios. Al llegar se instaló en la Residencia de estudiantes, y fue allí donde conoció a Salvador Dalí con quien mantuvo una intensa amistad. También fue allí donde comenzó a relacionarse con Luis Buñuel y con Pepin Bello, quien más tarde dirá sobre Lorca: "Un genio. Alegre, extrovertido, sincero. Tenía muchas virtudes. Todo el mundo le decía que era estupendo. Yo, no tanto. Por eso, como tenía su vanidad, me decía: "Tú no me admiras lo suficiente".
Un año después de su llegada a Madrid, estrenó su primer obra teatral El maleficio de la mariposa y al año siguiente verá la luz su Libro de poemas.
Si hay algo que podemos recalcar de la obra de García Lorca es su interés por aquello que socialmente no era aceptado como “tema literario” (o ni siquiera, como tema cotidiano), y claro ejemplo de ello es su Romancero gitano (1928). En esta obra Lorca recae sobre la opresión y el maltrato que históricamente sufrió el pueblo gitano, rescatando por medio de formas poéticas costumbre y folklores de dicha comunidad. Si bien juega con la idealización y tipificación de ciertos rasgos, hace hincapié en el enfrentamiento a la autoridad. Son romances escritos en versos y separados en estrofas donde la vida y la muerte aparecen de forma constante y el puente entre ambas es la tragedia. Aparece una clara división de género, en la forma de tratar a los hombres caracterizados por la templanza y la seguridad y las figuras femeninas apareciendo por medio de descripciones físicas, donde la seducción es remarcada mediante la utilización de figuras retóricas. Al exaltar a una minoría, Lorca construye una forma literaria de enfrentamiento ideológico a una sociedad que adhería fuertemente al catolicismo y a ciertas concepciones y costumbres herméticas y dogmáticas. No sólo en esta obra refiere al pueblo gitano sino que algunos de estos rasgos aparecen en su obra El cante jondo, donde también construye una fuerte denuncia hacia la represión y la marginación social que sufría esta colectividad.
Por entonces Lorca y otros intelectuales granadinos, entre ellos Manuel de Falla, fundaron una revista literaria provocativa con el título de Gallo (se publicaron dos números). Lorca continuó escribiendo para el teatro; su farsa Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, una obra en las que los personajes centrales son un hombre mayor y su joven esposa, y que fue censurada en 1929, quizás porque el protagonista se parecía demasiado al dictador Miguel Primo de Rivera o quizá por su subtítulo "Aleluya erótica."
Para 1929 realiza un viaje a EEUU, acompañado de uno de sus profesores, Fernando de los Ríos. En este viaje escribe Poeta en Nueva York, y aquí también hace una fuerte referencia a la situación de los marginados, en un contexto de crisis económica y rodeado de la gran ciudad, su escritura logra una apertura hacia las problemáticas. Un año después viajará a Cuba y será allí donde comienza a escribir El público y Así que pasen cinco años, obras a las que él mismo denominará como “teatro imposible”, dada la complejidad para su puesta en escena y en las que sobresale una fuerte influencia surrealista. Al regresar a Madrid preparó el estreno de su obra teatral Doñita rosita la soltera, con la compañía de Margarita Xirgu.
La proclamación de la Segunda República Española, le permitió hacer realidad uno de sus sueños: la creación del grupo de teatro ambulante y universitario, al que llamó “La Barraca”. Este nuevo proyecto embarcó al escritor en viajes por muchas regiones del país, llegando a zonas rurales donde se desconocía el teatro, montando adaptaciones de obras clásicas. Realizó estas giras durante 1932 y 1935, pero al mismo tiempo continuaba escribiendo sus propias obras, así fue como en este período estrenó Bodas de sangre.
Para 1933, viaja durante seis meses a Buenos Aires para dar algunas conferencias y recitales. Cuando regresa a España, estrena Yerma, obra en la que logra trabajar sobre las costumbres y los deseos, donde la desazón se apodera de la obra logrando un tránsito por escenas festivas, religiosas y cotidianas, haciendo de “La mujer” el mundo donde comienza y termina la vida.
Para 1936 había comenzado a escribir La casa de Bernarda Alba, nuevamente las mujeres copaban la escena de su literatura, las ausencias y las relaciones de poder son los temas que enmarcan esta obra, convirtiéndose en una honda angustia palabra tras palabra. En junio de ese año, decide viajar a Granada y luego de recibir algunas amenazas se refugia en la casa de sus padres, la Guerra Civil había comenzado. El 16 agosto fue detenido por fuerzas nacionalistas y fue fusilado tres días después en Víznar, cerca de Granada.


La monja gitana (en Romancero Gitano) – F. García Lorca

Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas.
La monja borda alhelíes
sobre una tela pajiza.

Vuelan en la araña gris
siete pájaros del prisma.
La iglesia gruñe a lo lejos
como un oso panza arriba.

¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
Sobre la tela pajiza
ella quisiera bordar
flores de su fantasía.

¡Qué girasol! ¡Qué magnolia
de lentejuelas y cintas!
¡Qué azafranes y qué lunas
en el mantel de la misa!

Cinco toronjas se endulzan
en la cercana cocina.
Las cinco llagas de Cristo
cortadas en Almería

Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,

y al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías,
se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.

¡Oh, qué llanura empinada
con veinte soles arriba!
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!

Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega el ajedrez
alto de la celosía.

1 comentario:

yvonne dijo...

Muy bueno Emi!
saludos
Yvonne