Por Hernán Navarro
Se podría ser injusto y decir, como afirma el periodista gastronómico Feargus O'sullivan, que “la cocina de Lituania posee la misma sutileza que un caribú herido intentando esconderse en un armario lleno de figuritas de cristal”, pero lo cierto es que cada país come lo que quiere y, principalmente, lo que puede. Y desde Sonidos Clandestinos retratamos las virtudes culturales de cada pueblo.
Es difícil conseguir diferencias con respecto a los demás países del Báltico; los lituanos se ven influenciados por la tradición alemana tanto como la polaca, la rusa (a causa de la intervención soviética) y la judía Asquenazí (aquellos hebreos asentados en Europa Oriental que emigraron desde Asiria y Turquía), por lo que podemos decir que la sazón de sus platos ostentan presencia y la utilización de las carnes ahumadas se transformaron en un clásico.
Dentro de estas influencias aparecen en primer lugar los encurtidos, como ya queda dicho: los ahumados, como también las salchichas y la panceta. Debido a la excelente calidad en las papas, se hallan las salchichas elaboradas con este tubérculo con el que además se realizan sopas y el popular kugelis, un pastel a base de papa, huevo y panceta. El cepelinai es otra receta particular de Lituania, en la que se combinan papas cocidas y deshidratadas, relleno de carne y baño de crema.
Las sopas se suelen servir en todos los bares y se consumen en todas las casas. La principal es la saltibarsciai, una sopa fría elaborada con la fermentación de la leche (similar a un yogurt), remolacha, pepino y huevo. Aunque no pueden quedar afuera la sopa de coles y la de remolacha.
La utilización de pepinos, rábanos y repollos son usuales dentro de la cocina del Este, así como también sus conservas. Los diversos bosques aportan diferentes tipos de hongos, por lo que muchas de las preparaciones tienen como ingrediente principal algunas setas. Estos bosques contribuyen además con frutos como las grosellas, las cerezas, las ciruelas y las frutillas. Las manzanas y las peras crecen en los lugares más fríos, al norte del país.
El mar Báltico también genera una importante variedad de productos, donde destacan el salmón y el arenque. Los mejillones también son bien considerados y de los cuales se desprenden decenas de recetas.
Para los lituanos, la comida es un momento sagrado que no sólo se limita para la Navidad y sus vísperas. Cada cena es como un ritual familiar al que denominan Kucia y sus comidas –en caso de que las condiciones sociales lo permitan- son abundantes.
Las semillas y los cereales ocupan un lugar destacado en la dieta lituana: los panes se elaboran con centeno y cebada; entre las semillas están el sésamo, el cáñamo y el lino.
Entre las bebidas se destacan las más de 200 cervezas que se elaboran en Lituania, aunque las más populares son la alus, la utenos y la kalnapilis, de excelente calidad. No obstante, los licores fuertes también tienen su espacio en este país europeo: el midus, es un aguardiente elaborado con miel.
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