Hacia finales del S.XVI, centenas de esclavos llegaban a los espesos bosques de Palmares al norte de Brasil, sometidos a trabajar para los blancos.
A raíz del tráfico de esclavos de ésta época se expandía en todo el norte de Brasil un arte claramente relacionado con la lucha de los negros por la libertad: la Capoeira. Al tener las manos encadenadas, utilizaban los pies para valerse de una forma
sinuosa, rítmica y astuta, parecida a los movimientos de un depredador. La lucha se camuflaba con danza y se acompañaba con música de instrumentos de percusión y del Berimbau.
Lucha, danza, juego, canto, música, energía...El Capoeirista se desplaza prácticamente en cuclillas, moviéndo los pies sin descanso, como felino a punto de saltar... Los capoeiristas estudian al contrincante moviéndose en espiral al ritmo de la música. Atacan con piernas voladoras a la altura del cuello, con las manos, los codos, o con la cabeza; pero siempre sorprendiendo con movimientos improvisados, escabulléndose elegantemente cerca del suelo con giros y piruetas...
Los instrumentos son el alma y el corazón de la Roda: el círculo creado por los Capoeiristas. La Capoeira estuvo prohibida y perseguida hasta 1930. Los arrestados que tenían suerte podrían asistir a un juicio. Los que no, eran enviados prisioneros a una isla bien apartada en el Atlántico.
No hay ninguna fuente que determine exactamente cuándo y dónde se practicó la Capoeira por primera vez como una lucha sin armas. Puede que en Pernambuco o en Bahía. Lo que sí es seguro, es que proviene de las plantaciones de caña de azúcar del nordeste de Brasil.
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