Hacer cuerpo la memoria es algo así como anclar el pasado desde nuestra propia percepción. Imágenes, aromas, sabores, sonidos y sensaciones que nos trasladan a tiempos y lugares diversos.
El cuerpo se nos hace memoria, el pasado nunca termina de pasar. Y el futuro esta ahí, depende de nosotros.
Y desde las percepciones posibles nos anclamos aquí en los sonidos. Aquellos que nos permiten identificar una época, que nos hacen concientes de nuestra posición en el espacio.
La temática de nuestro programa especial lleva como nombre “música resistencia y dictadura”, y desde aquí nuestra forma de anclar el pasado aún abierto para seguir caminando el presente con miras al futuro.
El último golpe militar en nuestro país, fue denominado por sus propios ejecutantes como “Proceso de reorganización Nacional”.
Reorganización que tuvo como principal acción el disciplinamiento social por medio de la violencia de Estado y de mercado. Terrorismo de Estado que consistió en la suspensión de los derechos y garantías constitucionales, disolviéndose el Congreso Nacional, marginando al Poder Judicial, aplicando la censura y empleando sistemáticamente el terror sobre los habitantes.
Así la totalidad de los ciudadanos pasaron a ser sospechosos, y a sospecharse entre sí, y los opositores deberían ser no solo neutralizados sino también exterminados físicamente. Este tipo de discursos circulaban constantemente en las declaraciones oficiales, en los medios de comunicación y fueron ocupando cada vez más espacio en la vida privada de los habitantes.
La metodología de acción de este período no es noticia, las persecuciones, los secuestros ilegales, las siniestras torturas y la denominación de “desaparecidos” que cayó sobre a las víctimas, generaron un clima de tensión, miedo y aislamiento que invadía absolutamente todas las esferas sociales.
Las expresiones culturales y artísticas perdieron su espacio, y las que sobrevivieron lo hicieron en absoluto silencio o por medio de cripticas alegorias. Solo desde el exilio se podía explicitar lo que sucedia. El “hacer público” era el núcleo de ataque.
Listas negras, censuras y exilios se hicieron moneda corriente.
Podríamos aquí realizar un recorrido histórico de los hechos que enmarcaron este triste período, pero alejándonos un poco de esa perspectiva, nos abocamos aquí a realizar un recorrido sonoro.
Existieron voces de resistencia, existieron gritos de desesperación, y frente a cada intento de denuncia sobrevenían distintas formas de enmascaramiento: festejos de triunfos deportivos, canciones sobre a la felicidad y la alegría y discursos en cadena nacional, que negaban cualquier sospecha. La acción propagandística oficial, fue otro de los elementos para tapar la evidencia: el mundial de fútbol de 1978, la propaganda belicista antichilena y luego el patrioterismo que acompañó la Guerra de Malvinas.
Y la atmósfera cotidiana transcurría entre sirenas, disparos, gritos y llantos desesperados frente un aparato que asfixiaba.
Intentamos recopilar los sonidos que marcaron esta etapa, intentamos hacer cuerpo la memoria, intentamos anclar el pasado desde nuestra propia percepción. Comenzamos este relato sonoro por nuestro país pero con una mirada geopolítica que nos marca que los procesos como el sufrido en la Argentina desde el 76 al 83 no se circunscribe ni a las fronteras nacionales ni tampoco a esos años. Antes y despues, ya en la supuesta democracia sigue sangrando la herida de la dictadura. Su triunfo se huele en las miradas vacias de utopia, en las desapariciones recientes, en la impunidad, en el miedo. Ese triunfo es el que es necesario seguir combatiendo, y solo por medio de la memoria es posible revertir el presente y construir futuro. Hoy los sonidos salen de su clandestinidad y nos cuentan, constituyen el relato…
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