En este programa especial, dedicado a los trabajadores, podríamos haber ahondado en sabores y recetas de guisos suculentos. Aquellos que con “lo que hay” millones de obreros y campesinos (verdaderos artífices de la producción) alimentaron sus estómagos a lo largo de los años de la era capitalista.
Podríamos hablar del locro en el norte argentino, de la feijoada en Brasil e incluso de una buena versa de garbanzos en el País Vasco. Diferentes preparaciones que han luchado durante todos estos siglos contra el hambre impuesto por los salarios flacos. En los puertos, en las fábricas y en las minas.
Pero tuvimos la necesidad –inclusive el deber- de no dejar pasar la oportunidad de hablar de la hoja de coca. Aquella que acompañó a los pueblos originarios durante siglos. Un elemento milenario y sagrado que perdura en las mentes, los corazones y las bocas de millones de bolivianos y hermanos indígenas habitantes también de otros países de la región.
Por ejemplo, durante las ceremonias aymara, los sacerdotes pueden leer el futuro a través de la hoja, analizando sus fibras o soplándola al viento. En la profecía andina, la hoja de coca representa para los indígenas “la fuerza y la vida, un alimento espiritual que permite entrar en contacto con las divinidades”.
Según las leyendas incas, el emperador Manco Kapac, hijo del Sol, había entregado la coca a los hombres del Altiplano, para que sus hojas sirvan de ofrenda a los dioses de la naturaleza.
Con el correr de los años, la hoja de coca formó parte como materia prima de diferentes productos: shampú, pasta dental, ropa, medicamentos y analgésicos, licores y tés. Además, el capitalismo supo aprovechar su poder estimulante para producir un fuerte narcótico como la cocaína, así como para elaborar la Coca- Cola.
Mucho antes, con la llegada de Francisco Pizarro y sus conquistadores, se utilizó la coca para que los indígenas y esclavos traídos del África rindieran el doble de sus posibilidades durante las interminables jornadas de trabajo forzado.
Esta planta puede cosecharse entre tres y cuatro veces al año sin utilizar ningún tipo de pesticida, por lo que erradicar su cultivo provocaría grandes consecuencias ecológicas.
Según una investigación realizada en l975 por la universidad de Harvard, está probado que mascar cien gramos de hojas de coca, satisface la ración alimentaria necesaria tanto para el hombre como para la mujer, además de aportar los dos gramos de potasio necesarios para el equilibrio cardíaco, mientras que 60 grs. por día colman las necesidades de calcio.
A su vez, no sólo contribuye con la cuota nutricional: también sacia el hambre, lo que contribuye para que su consumo sea masivo dentro de los grupos mineros. Hay quienes le atribuyen propiedades adelgazantes.
Entre todos los beneficios, la coca posee 14 alcaloides naturales:
Cocaína: Es el éster metálico de la benzoil egnonina, tiene propiedades anestésicas y analgésicas.
Egnonina: metaboliza grasas, glúcidos y carbohidratos;
Pectina: Es absorbente y antidiarreico, junto a la vitamina E, regula la producción de la melanina para la piel;
Papaína: acelera la digestión;
Higrina: Excita las glándulas salivares cuando hay deficiencia de oxígeno en el ambiente;
Globulina: Es un cardiotónico que regula la carencia de oxígeno en el ambiente, mejorando la circulación sanguínea, evita el “soroche” o el también llamado mal de altura.
Pyridina: Acelera la formación y funcionamiento del cerebro, aumenta la irrigación sanguínea a la hipófisis y las glándulas;
Quinolina : Evita la formación de caries dental junto con el fósforo y el calcio;
Conina: anestésico;
Cocamina: analgésico;
Reserpina: Regula la presión arterial en hipo e hipertensión y ayuda a la formación de células óseas;
Benzoina: tiene propiedades terapéuticas para la gastritis y las úlceras;
Inulina: Refresca y mejora el funcionamiento del hígado, la secreción de la bilis y su acumulación en la vesícula, es diurético, ayuda a eliminar las sustancias nocivas y tóxicas no fisiológicas . Es un polisacárido que produce aumento de las células de la sangre;
Atropina: analgésico.
Estos 14 alcaloides, los aminoácidos que contienen, los ácidos y las vitaminas A, B1, C y E, la tiramina, niacina y riboflavina, la convierten en la planta más completa del universo en Nitrógeno no proteínico, que es el que elimina las toxinas y patologías del cuerpo humano y le proporciona dos propiedades de solubilidad e hidratación, obteniendo combinaciones óptimas con frutas medicinales.
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