Por M. Emilia Sganga
Desde su poesía nos lleva a sumergirnos en un hermoso trabajo sobre la oralidad, lo corporal, lo rítmico y a preguntarnos por la herencia cultural. Aquello que muchos creen hoy perdido y obsoleto, se mantiene y reconstruye en la obra poética de Mary Grueso Romero.
Esta artista colombiana nacida en 1952 en Guapí, Cauca, nos cuenta su historia y la de su comunidad en cada una de sus palabras. Sin embargo no lo hace intentando reproducir fórmulas eruditas sino, por el contrario, moldea su obra desde los cantos, bailes, rituales y creencias de su comunidad y siempre enmarcada en la identificación de su afrodescendencia. La historia no es algo lejano y pasado para Mary Romero, sino que la convierte en su propio presente, trayendo en cada verso el recuerdo de sus abuelos que fueron esclavos. Ella nos cuenta su historia en cada poesía, sabiendo que ya no es solo suya sino que en ese mismo acto se convierte en una obra de memoria colectiva (y no por ello pasada).
Su primer acercamiento a la escritura fue desde la docencia, a sus 28 años se recibe de maestra bachiller y desde entonces se dedica a la poesía. En el año 1999 obtendrá su licenciatura en español y literatura, para luego realizar algunas especializaciones en lúdica y recreación para el desarrollo cultural y social.
Desde mediados de los ´90 su poesía se convierte en una de las voces más fuertes del Pacífico colombiano. Algunos de sus libros publicados son El otro yo que sí soy yo, poemas de amor y mar (1997), El mar y tú, poesía afrocolombiana (2003), Del baúl a la escuela, antología literaria infantil (2003), Negra soy (2008).
Sus letras rescatan la oralidad en la realización de juegos fonéticos y lingüísticos que caracterizan a las voces populares de la región, nutriéndose de ancestrales tradiciones, del paisaje y, sobre todo, de la conciencia de ser una mujer negra descendiente de esclavos. Su obra está atravesada por tensiones como la alegría y el dolor, el humor y la tragedia para dar cuenta en ese recorrido de conflictos y cotidianeidades modelando el valor testimonial de su poesía. En sus versos el ritmo y la musicalidad de las palabras cobran relevancia, el cuerpo entra en lo escrito y se convierte en protagonista. Así es como Mary Romero afirma que “ha visto que sólo las chirimías, el cununo, la marimba y el guasá, hacen que le hombre de mi raza se olvide se desamparo milenario, para entregarse al placer de bailar una Jota, una Juga o un Curralao viejo. Ese otro que sí soy yo fustiga fuertemente su pluma contra el papel, como único medio de desahogar su impotencia”.
Así lo poético se convierte en lucha, en memoria, en espejo y en baile. Su poesía se teje con la vida cotidiana del Pacifico colombiano, lo retrata, lo reconstruye y junto con el folklore y el bullicio pueblerino va formándose su obra, como una forma de evitar el olvido de sus raíces que se permean en cada uno de sus versos convirtiendo al cuerpo en protagonista de la palabra.
SI DIOS HUBIESE NACIDO AQUÍ - Mary Romero
Si Dios hubiese nacido aquí
Sería un pescador,
Cogería chontaduro
Y tomaría borojó.
María sería una negra
Requete-gordita como yo
Que sobre la cabeza
Llevaría un platón
Llenecito de pescado
Ofreciéndolo a toda voz
Recorriendo las calles
Por toda la población:
“Llevo pescao fresquito
Con leche y sin estropiá;
El pargo pa´come frito,
Y el ñato pa´sancochá,
Canchimala par tapao
Y er pollo pa´sura”.
Si Dios hubiese nacido aquí,
Aquí en el Litoral,
Sería un agricultor
Que cogería cocos en el palmar
Con un cuerpo musculoso
Como un negro de El Piñal,
Con una piel azabache
Y unos dientes de marfil,
Con el pelito apretado
Como si fuera chacarrás.
En la llanura del Pacífico
Tumbaría natos y manglar
Que convertiría en polines
Pa´los rieles descansar,
Y sacaría cangrejos
De las cuevas del barrial.
Si Dios hubiese nacido aquí,
Aquí en el Litoral,
Sentiría hervir la sangre
Al sonido del tambor.
Bailaría currulao con marimba y guasá,
Tomaría biche en la fiesta patronal,
Sentiría en carne propia
La falta de equidad
Por ser negro,
Por ser pobre,
Y
por ser del litoral.
NAUFRAGIO DE TAMBORES – Mary Romero
En mi sangre de mujer negra
Hay tambores que sollozan
Con rumor de litorales,
Naufragio de marimba
En los esteros de la manglaria.
Oigo sonar el guasá
Con sonidos incitantes,
Y siento un clamor en el cuerpo
Que me recorre hasta el alma
Cuando me llaman de adentro,
De las profundas entrañas,
Los gritos de mis ancestros
Formando tempestades
En mi corazón y en mi sangre.
Entonces se encienden hogueras
En mi ánfora pagana
Y me muevo como palmera
Cuando el viento la reclama.
Son tambores navegantes
Desde los estuarios de África
Que navegan en la orilla oscura de mi carne
1 comentario:
Mujer admirable. Quiero disfrutar de todas sus creaciones. Digna embajadora de su pueblo. Felicitaciones!!!
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