Por Hernán Navarro
Los primeros que hicieron sus aportes fueron los árabes que bajaron desde el Sahara hacia la zona más austral del continente. Principalmente, con las especias. Durante la colonización, los holandeses contribuyeron en los dulces de la cocina sudafricana. Incluso a través de los esclavos arrastrados desde Java y Malasya.
La cocina española, a su vez, influyó en las recetas debido a la ocupación que perpetraron los insulares en Mozambique. Los franceses e ingleses no se quedaron atrás, tanto como los alemanes, portugueses y turcos. Las tribus Khoisan, Xhosa y Shoto siguen estando presentes en la elaboración de la dieta en la República de Sudáfrica. Tantas influencias hicieron de esta cocina una cultura especialmente atractiva.
Las carnes consumidas son muy variadas. Por eso es tan conocido el braai o, como lo conocemos los argentinos, asado. Puede decirse que el sector más relegado, para llenar sus estómagos, queda en manos de la caza, donde aparecen animales para nosotros –occidentales- exóticos: víboras, cocodrilos, búfalos y, como sucede también en la Amazonia brasileña, monos. No obstante, las clases pudientes no suelen perderse semejantes manjares.
El avestruz coopera con las mesas sudafricanas desde su popularidad; las vacas y los pollos hacen lo suyo. Los mariscos (cangrejos, ostras, langostas) y los pescados provienen de la interminable extensión de los océanos Índico y Atlántico.
Los condimentos, como ya fue dicho, son una parte importante en la gastronomía del sur africano y son usadas en abundancia, por eso es que suelen utilizarse mucho las marinadas. Pueden destacarse las distintas variedades de curry, así como también el pimentón, el azafrán y la canela.
Los aceites también tienen su particularidad en Sudáfrica: los de palma y maní están en la vanguardia. Las salsas picantes suelen elaborarse con variantes en los chiles (regordete, pomposo y pili pili) y una de las más enfatizadas es la periperi.
Primordiales son también los tubérculos: el almidón sirve para alinear las comidas, además de aportar mucha consistencia. Los más utilizados son el ñame, la batata, la papa y la mandioca. Las legumbres y el arroz también se comen a diario.
Entre las comidas típicas se destacan los sosaties, unas pelotitas de carne picante; el potjieko, puchero de origen holandés que se cuece durante cuatro horas; el bedies, un guiso de verduras y carne y las salchichas con salsa que se denominan boerewors. Las sopas son muy habituales dentro de las recetas diarias: la sopa butternut, de cangrejo; las de verduras y champiñones.
Sudáfrica puede jactarse de tener una buena cerveza y la más común es la umqombothi de origen casero. También se elabora a base de mijo. Además, el mengrohom, es una bebida blanca a base de maíz y mandioca. El babine, es otro producto que se consigue a causa de la fermentación de las hojas de la palta. Asimismo, los vinos son de buena calidad entre los que se destaca el cabernet sauvignon.
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