Por M. Emilia Sganga
Atacar las “buenas costumbres” desde el cuestionamiento por la cotidianeidad, es parte de derribar aquellos actos en los que nos reconocemos sin preguntarnos qué reproducimos en esos hábitos. Desde ese interrogante, como de tantas otras aristas, nos podemos adentrar en la obra de Juan Filloy. ¿Y qué mejor interrogante nos puede plantear un escritor, abogado, fiscal, juez y camarista? Desde la propia contradicción, las puertas se abren a para adentrarnos en sus obras.
Juan Filloy nació el 1° de agosto de 1894, en la capital de Córdoba pero la mayor parte de su vida la paso en Río Cuarto. Su primer texto literario apareció en 1910, a sus 14 años, en una revista que dirigía Horacio Quiroga.
Sin embargo se dedicó a la abogacía, y a los 25 años se recibió en la Universidad de Córdoba, por entonces, se comprometió activamente con la Reforma Universitaria (1918). Ejerció su profesión, hasta que durante el primer gobierno peronista fue dejado cesante como juez por negarse a la "recomendación" de un senador que quiso "orientarlo" en un juicio. En 1964 fue reincorporado a su cargo, y desde allí alcanzó la presidencia de la Cámara Federal de Apelaciones, hasta su jubilación.
Más allá de su dedicación dentro de esta área, Filloy no dejó nunca de escribir. Y fue desde la década del ´30 cuando comenzaron a aparecer sus publicaciones, en ediciones privadas, completando una lista de más de 50 obras en las que podemos encontrar novelas, cuentos, ensayos, poesías y traducciones.
Así en 1931 publica Periplo, una especie de crónica de viaje que el autor realizo por Medio Oriente y al año siguiente publicó la novela ¡Estafen! En ella cuenta diversos sucesos de la vida de un estafador profesional, durante cinco meses continuos:
“Yo especulo entonces sobre el capital del capitalista, como otros sobre el sudor del proletario. Pero hay una diferencia grave: ¡mi especulación no es una forma lícita de robar! La justicia, hecha a medida por la cata empingorotada, dogmáticamente así lo declara. ¡Es que se teme la divulgación de mis recursos; no porque ellos difieran en esencia con las actividades “lucrativas” de la burguesía, sino porque son más ligeros! […] El robo es sólo una cuestión de matices. La comunidad originaria del mundo está desplazada por un monopolio de clase” (Filloy, ¡Estafen! 263-264)
En 1933 publicó el libro de poemas Balumba, y en 1934 la novela Op Oloop, En ella narra más de 20 horas consecutivas de Optimus Oloop, un personaje obsesionado con el método y lo sistemático, que se ve alterado con la llegada del amor, que destruye su lógica. Juan Filloy, cuenta como nació: “Op Oloop surgió de una línea: "ocuparse de un hombre sumamente metódico que resulta víctima de su corrección". Así empecé a desarrollar un personaje que tenía mis costumbres”.
Esta novela fue prohibida por las autoridades de Buenos Aires en 1934, acusada de “pornográfica”. Sin embargo siguió escribiendo y publicando, así aparecerán las obras Aquende, donde realiza un repaso por la historia argentina y Caterva que cuenta la “historia de siete linyeras que han llegado a los últimos escalones de la vida moral y eventualmente se juntan bajo el puente de Río Cuarto” (J.F).
Otro rasgo fundamental en su obra es el juego, lo lúdico aparece en cada obra, en cada título con siete letras. Hasta parece ser una obsesión, no hay libro que no respete esta regla. Pero el juego, también se hace presente de la mano de los palíndromos. Y poco a poco se convierte en un estudio, en una investigación y en una creación constante: “Como me gustaban mucho los juegos de inteligencia, me puse a estudiar las palabras. Hay que conocer muy profundamente su morfología para hacer palíndromos. Y es necesaria una gran dosis de paciencia”. Así, se adjudicó el título de récord mundial de palindromía. De hecho su libro Karcino, incluye una especie de tratado sobre palíndromos y ha publicado más de ocho mil de sus creaciones.
En 1971 aparece publicadaza su obra “Yo, yo y Yo”, compuesta por siete mono-diálogos, entre los que se encuentran: “yo y el arquitecto”, “Yo y Walt Disney” y “Yo y la oratoria”. En 1975 publica “Vil y Vil” que fue prohibida por el Golpe Militar de 1976.
Durante sus 105 años de vida, escribió más de 50 obras, y muchas de ellas aún siguen inéditas. Sus escritos aparecen marcados por el humor, siempre con un toque de crítica irónica sobre las costumbres humanas: “No se puede hacer una novela con buenos sentimientos y personas correctas. Con una dama venerable no se puede; pero con una fulana de vida múltiple usted puede armar una novela interesante. La honestidad es aburrida” (J. Filloy).
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